El arte de la vida

El arte de la vida

José Huerto
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El artista y su obra son entidades dirigidas a la excelencia y perfección ética-estética del hombre. Si revisamos la historia, encontramos múltiples corrientes, estilos, escuelas y conceptos de la creatividad humana. En este gran río cultural rescatamos dos variables: el arte decorativo y el comunicativo. Para que nada falte, acentuamos que la obra artística guarda consonancia entre el «hombre ético» y el «arte de la vida». Dicho esto, ¿en qué radica la importancia del «Buen Arte» o de «Relevancia». Solo puedo responder: En la sumatoria de la obra y del existir, dejando «huellas» para la siguiente generación.

Y… pasó el tiempo imparable. En la lontananza dibujo… ¡aquellos días! de los 60, cuando transitábamos «ebrios al viento», de la escuela… a los rincones de Lima en busca de un «ideal posible», iniciábamos así la tarea de buscar el arte a través de ese color indescifrable que tienen los caminos poéticos de la estética (belleza).

Inexorables e inalcanzables, la vida y el existir pasaron rápido. Grabé mis primeras «huellas» artísticas en la década de los 70; fue el inicio del camino. Después vendrían… ¡tantas muestras individuales, viajes, charlas, amores y desamores!… que ya las voy olvidando. Hoy sé que hacer arte… es un reto, un «no dejarse morir inútilmente»; es ejecutar un derecho y deber que muchos no alcanzan por desamor.

Hago arte con alegría, para aliviar el dolor que rige mi vida, para amenguar el displacer que rige mi existir, para preservar el amor y poesía de todos mis amaneceres, para hacer más llevadero el «pequeño rencor que guardo contra mí mismo», para testimoniar la oscura historia del entorno de mis tiempos, ya que… «arte que no opina, no es de fiar».

Sin duda, se preguntarán: ¿En qué radica la importancia de un vivir artístico de tantos otoños?

Para establecer este grado de importancia diré que, como afirmaba Heidegger, «lo que hace el humano en su existir, son tentativas para ordenar la vida… tentativas vanas… porque si alguna cosa es cierta es que no existen certezas, todo debe ser desvelado, sobre todo en el arte». Crea esta afirmación en halo de escepticismo, como afirmó Nietzsche en su obra Así habló Zaratustra. La filosofía vitalista exige encontrar la fuerza creadora libre de censuras, con pasión y resolución critica, las que se suman a lo dionisíaco y a nuestro entorno humano (la otredad) con la «idea crítica». Bajo estas premisas, aún sobrevive en mí la terquedad, la pasión, la búsqueda del amor y la estética en consonancia con lo poético y las «decisiones éticas».

Espero que este conversatorio aporte a las juventudes, interrogantes de orden ético-estético, para que en su «andar» den «más vida y menos muerte», para que no se consolide aquello del «buey que incapaz de construir su historia seguía su triste destino».

Gracias, Septiembre 2019.

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