Breve historia de la animación china

Breve historia de la animación china

Este artículo fue publicado originalmente el 29.06.20 en la página web de Proyecto Sugoi Los artículos responden a la opinión de cada autor

Talia Vidal

La historia del donghua o animación china es bastante peculiar y fluye con un espíritu propio. Sus aportes han sido vitales dentro de la industria de animación del continente asiático aportando, por ejemplo, el primer largometraje de toda la región en 1941 con “La princesa del abanico de hierro” de los hermanos Wan. Sin embargo, diversas cuestiones políticas marcaron esta antigua historia que merece ser rescatada el día de hoy.

La investigadora Daisy Yan Du propone la siguiente división para la historia de la animación china: Primera Edad de Oro, Periodo de la Revolución Cultural, Segunda Edad de Oro y la Era Digital. A continuación un breve repaso por ellas donde se presentarán también algunas de sus características como parte de un discurso nacional de identidad y re-creación de tradiciones plasmadas en el lenguaje audiovisual.

Primera Edad de Oro: los hermanos Wan

El inicio de esta historia comienza hacia 1926. Sólo existían unos pequeños intentos, pero no una industria como tal. Esto cambió a partir de la llegada de Laiming (1900-1997) y Guchan Wan (1900-1995), dos hermanos mellizos oriundos de Nankín conocidos actualmente como los pioneros del anime chino. La época en la que empezaron a construir esta industria era sumamente retadora: el país se vería pronto envuelto en la Segunda Guerra Sino-Japonesa (1937-1945) la cual apoyaron con material de propaganda al crear animaciones con canciones de guerra de fondo.

En 1926 produjeron su primer corto animado llamado “Uproar in the Studio” que fue combinado con imágenes en vivo. Actualmente está cinta está perdida, pero los testimonios recogidos indican que la historia giraba en torno a un artista en su estudio el cual es interrumpido por un pequeño hombre de papel. Esto les valió el título de pioneros. En 1935, crearon la primera animación con sonido en China con el corto titulado “La danza del camello”. Cabe resaltar que en estos proyectos también participó otro hermano Wan llamado Chaochen (1906-1992) aunque su rol no era el de director.

El cuarto hermano Dihuan Wan se retiró en 1941 de la animación para crear su propio estudio fotográfico.

Otro de los grandes aportes de esta dupla pionera fue “La princesa del abanico de hierro” en 1941 marcando un hito al ser el primer largometraje de animación en Asia. Su influencia llegó hasta Japón donde inspiró piezas como “Momotaro, dios de las olas” de 1945 (primer largo de anime nipón) y más tarde la obra inicial de Osamu Tezuka.  Por último, como si fuese poco, Laiming Wan realizó la primera animación a color “Why is the crow black-coated” en 1956 bajo el estudio que fundó con su mellizo llamado Shanghai Animation Film Studio en 1946.

Tezuka le agradecería años más tarde (1981) en una carta personal a Laiming Wan sobre cómo a sus 16 años la película le hizo reflexionar sobre los crímenes de guerra de Japón hacia China.

La importancia de este dúo es de los aspectos más resaltantes de la primera edad de oro que tendría su pico más alto en 1965 con el film “Havoc in Heaven. Este donghua está basado en los primeros episodios de la novela clásica china “Viaje al Oeste” con una puesta en escena influenciada en la tradicional Ópera de Pekín. El logro internacional no se hizo esperar y ganó múltiples premios colocando por primera vez a la animación china (y a ellos también) en el mapa mundial y demostrando su alta calidad de producción. Si bien la primera parte se estrenó en 1961 y la segunda parte se terminó de realizar en 1964, recién en 1965 se proyectó completa en el Festival de Cine de Locarno, pues se consideraba una crítica a Mao Zedong.

    

“Havoc in heaven” basada en “Viaje al Oeste”, una de las cuatro novelas clásicas de la literatura china. El libro fue publicado de forma anónima en 1590 y narra la historia de un monje que emprende un viaje hacia India para encontrar unos textos sagrados budistas. Viaja con tres amigos inmortales entre ellos el Rey Mono.

¿En qué momento acabó la era dorada? Pues cuando empieza la Revolución Cultural en 1966 la industria de animación se ve afectada por las nuevas disposiciones políticas y se cambia el rumbo que múltiples artistas habían tomado. Así, desde 1965 hasta 1972 el estudio de los hermanos Wan fue cerrado y con ello se cierran las puertas de la Primera Edad de Oro.


La foto más temprana que se conoce de los tres hermanos Wan. El afiche es posterior a 1941. Se los promociona como 通作家 o “Creadores de animación”

El espíritu del anime chino

Antes de seguir con los efectos de la Revolución Cultural de 1966, primero es necesario detenerse en el espíritu que se había desarrollado en esta primera época. Según Daisy Yan Du en su libro “Animated Encounters: Transnational Movements of Chinese Animation, 1940s–1970s”:

El estilo nacional es prominente en las películas de animación chinas que utilizan formas tradicionales artísticas, literarias y culturales, materiales y técnicas (como la Ópera de Pekín, el arte de cortar y doblar papel, la pintura con tinta, folclore, literatura clásica) para construir una supuesta identidad nacional china única, pura y auténtica. Esta identidad distingue la animación china de sus contrapartes en otros países -Japón y Estados Unidos en particular- y, más importante, articula sentimientos nacionalistas y de orgullo nacional en defensa de la influencia y dominio extranjero

Daisy Yan Du

 

La Ópera de Pekín se inició a mediados del siglo XIX y se hizo extremadamente popular entre la corte de la dinastía Qing. Está considerada como una de las máximas expresiones de la cultura de China. Fotos: Revista Ecos.

Este estilo nacional fue fomentado por los mismos artistas, entre ellos, los hermanos Wan (recordar su tendencia nacionalista con el apoyo a la propaganda de guerra) quienes creían que había que desarrollar un estilo propiamente chino e influenciaron con su pensamiento a la industria por décadas. Un ejemplo es la película ya mencionada “Havoc in Heaven” donde el protagonista es el famoso Rey Mono de “Viaje al Oeste“, un personaje bastante conocido hasta el día de hoy en el país (y que influenció a Akira Toriyama para crear el personaje de Gokú).

 

“Havoc in Heaven” de los hermanos Wan y “Dragon Ball” de Toriyama. Ambos personajes principales tienen un báculo, cola y un atuendo bastante similar.

Pero, ¿esto mella de alguna manera la labor artística de los animadores al no usar los propios recursos del lenguaje cinematográfico? Aquí entra a tallar un argumento bastante interesante de la autora Yuanyuan Chen dentro de su estudio “Old or new art? Rethinking classical Chinese animation” donde comenta cómo desde la década de los cincuenta hasta los ochentas continuaban las producciones chinas con un alto reconocimiento internacional debido a su estilo único y estética oriental. Añade:

Aunque muchos académicos aprecian sobremanera el estilo nacional y tradicional, y creen que este es el factor más importante que contribuyó a su éxito, argumento que este estilo también potencialmente limita la independencia y originalidad de la animación china. En este ensayo, re-pensaré la animación clásica china a través de la íntima relación entre la animación y la literatura clásica, pintura clásica y ópera tradicional, con el propósito de demostrar que, a pesar de su reputación internacional, la animación clásica china también fue influenciada negativamente por esas artes consideradas prestigiosas. Al apropiarse fielmente de la literatura clásica, limita la habilidad de la animación de explorar libremente los temas modernos y narrativas, y prioriza técnicas y convenciones de la pintura tradicional y la opera. De esta manera, ata la animación a las obras maestras del pasado y daña potencialmente su inherente naturaleza cinematográfica.

– Yuanyuan Chen –

Laiming Wan practicando una técnica china tradicional de papeles cortados.

Este espíritu de identidad nacional que evoca la tradición se transformó con la llegada de la Revolución Cultural en 1966.

La revolución cultural de 1966

Los animadores chinos no la tuvieron fácil durante el periodo 1966-1976 en la afamada Revolución Cultural protagonizada por los Guardias Rojos. El contexto político dejó a la deriva económicamente a la mayoría y continuar en la industria no era una opción. Por otro lado, los que aún quedaban eran forzados a renunciar o recibían constantes amenazas si su trabajo no se adecuaba a la Revolución. De esta manera, la propaganda era la única vía para mantenerse en la industria lo cual produjo que los productos animados sigan una agenda política marcada a diferencia de la primera edad dorada.

La investigadora Daisy Yan Du acota en el capítulo “Animals, Ethnic Minorities, and Villains in Animated Film during the Cultural Revolution” que los personajes zoomorfos fueron desapareciendo (un ejemplo es el Rey Mono). El concepto de estilo nacional que se entendía como marcador de una identidad china única comenzó a cambiar. Mientras a finales de los cincuentas y comienzos de los sesentas el estilo nacional estaba asociado con formas tradicionales de arte, literatura, folclore y cultura arraigada al pasado de China; ahora durante la Revolución Cultural se caracterizaba por héroes positivos y contenido revolucionario en un set contemporáneo.

Segunda Edad de Oro

Re-aperturó el estudio de los hermanos Wan.

Tras la muerte de Mao en 1976, se renovaron las actividades en la industria y volvieron los grandes estudiosLa explosión de creatividad artística (sobre todo la experimentada en Shanghai Animation Film Studio de los hermanos Wan) marcó un segundo periodo dorado en la animación china hasta la llegada de Internet en los noventas. Cabe recordar que la televisión era el nuevo invento de esta época y sirvió para su difusión masiva.

Es aquí donde nacen varias de las denominadas obras maestras: “Nezha Makes Havoc in the Sea” de 1979, “Tres monjes” de 1980 y “Sentimientos de montaña y río” (Shanshui qing) de 1988.

 

“Sentimientos de montaña y río” (Shanshui qing) de 1988. Es la historia de una niña que cuida a un sabio anciano a cambio de que le enseñe a tocar el guquin.

Sin embargo, a finales de los ochentas comenzó el declive de la industria de anime chino mientras en Japón sucedía lo contrario. Rolf Giesen explica:

La anterior ‘economía planeada’ fue gradualmente reemplazada por una orientación económica de mercado lo cual produjo que China, con una velocidad asombrosa, se abriera al mundo capitalista. La televisión animada china fue dominada por compañías extranjeras, notablemente americanas y japonesas. Las compañías chinas no tenían casi oportunidad ante esta poderosa competencia cuyos productos parecían ser más atractivos para la audiencia doméstica que estaba hambrienta de nuevos y diferentes productos.

 – Rolf Giesen –

Los productores chinos comenzaron a perder dinero en su propio territorio, pero en aquel momento ni ellos ni el gobierno parece que vieron un real problema en ello según el académico. ¿La razón? No veían un potencial futuro en la animación ni el arte digital. El tiempo probaría lo contrario.

En 1997 fallece el considerado pionero de la animación china: Laiming Wan. En su tumba se aprecia al Rey Mono y el texto “Fundador de la industria de la animación china”.

Una nueva ola: la llegada de Internet

La nueva tecnología que propició Internet a comienzos de los noventas –como la animación en flash– fomentó el despertar de nuevos caminos para los jóvenes animadores chinos. Pero el cambio no solo fue a nivel técnico, sino también a nivel de contenido dado que los artistas consumían nuevas obras de las cuales inspirarse y creó una gama de distintos personajes (ya no solo inspirados en el propio folclore) que atraían sobre todo al público internacional.

Un ejemplo es Thru the Moebius Strip del 2005: la primera cinta 3D-CGI china que además tuvo un estreno internacional (nada más y nada menos que en el Festival de Cine de Cannes) lo cual terminó por configurar el nuevo camino de la industria del donghua hacia un mercado interno y externo.

 

Al año siguiente el gobierno chino declaró que la animación sería considerada como un factor clave en el nacimiento de una nueva identidad nacional y para el desarrollo cultural de China. Según el estudio de Vincenzo de Masi, “el gobierno ha comenzado a promover el desarrollo del cine y series de televisión con el propósito de alcanzar 1% del PIB en los siguientes cinco años en contra de una inversión de aproximadamente 250-350 millones de RMB (29-41 millones de euros). Esto respalda el nacimiento de alrededor de 6000 estudios de animación y 1300 universidades que proveen estudios de animación. En el 2010, fueron producidos 220.000 minutos de animación, haciendo de China el más grande productor de caricaturas para televisión a nivel mundial”.

¿Es el interés del gobierno una postura gratuita ante la animación? Definitivamente no. Rolf Giesen resalta que más allá de razones políticas superficiales, el despertar de este interés parte del gran capital monetario que está en juego. Quatech Market Research realizó una encuesta a personas entre 14 a 30 años en Pekín, Shangai y Guangzhou donde la data arroja que gastan alrededor de 1.3 billones RMB ($163 millones) al año en productos animados y merchandising. No obstante, más del 80% de los ingresos se iban fuera del país. No es casualidad entonces que a partir del 2016 el gobierno chino quiera fomentar una “fuerte nación en animación”, pues ha advertido el potencial de este producto cultural en la cultura de masas.

Studio Ghibli en China

“Mi vecino Totoro” se estrenó por primera vez en China el 14 de diciembre del 2018. Habían pasado 30 años desde su estreno en Japón y Studio Ghibli lanzó este hermoso afiche para celebrar el nuevo estreno chino: se observa a las hermanas Satsuki y Mei correr por el campo de su nuevo hogar donde más tarde conocerán al espíritu y guardián del bosque Totoro. Este estreno es un hito para Ghibli, pues es la primera película que proyectan en China, país que aún tiene una relación estrecha con la censura política.

Afiche de edición especial para el estreno de “Mi vecino Totoro” en China en 2018.“

El Viaje de Chihiro” (2001) le siguió los pasos y tuvo su primer estreno en el país en junio del 2019. Studio Ghibli aprovechó en sacar nuevos afiches para la película y las reacciones de los fans alrededor del mundo no se hicieron esperar ante dichas obras de arte.

  

Estudios académicos sobre animación china

Los esfuerzos por teorizar la animación hecha en China no llevan más de dos décadas de existencia. Entre los estudios más importantes se encuentra la investigación del 2012 de Daisy Yan Du quien emprende un análisis sistemático de las producciones previas a 1980. Ella es doctora en Literatura china y Cultura visual de la Universidad de Wisconsin-Madison. Un par de trabajos resaltantes son “On the Move: The Trans/national Animated Film in 1940s-1970s China” y Socialism and the Rise of the First Camerawoman in History of Chinese Animation”.

 

Otro estudio importante que arrojó luz sobre las producciones posteriores a 1980 fue la tesis doctoral de Weihua Wu en City University of Hong Kong titulada “Animation in Postsocialist China: Visual Narrative, Modernity, and Digital Culture del 2006. Su enfoque es sobre todo en la era digital.

Este libro de Giesen también es parte de las investigaciones más reconocidas del ámbito académico de cultura popular china.

El debate y las investigaciones aún están centradas alrededor del idioma inglés. Esperamos que empiecen a crecer los esfuerzos con rigurosidad académica acerca de la animación china en nuestro idioma.

Bibliografía:

•De Masi, Vincenzo (2013). “Discovering Miss Puff: a new method of communication in China”. KOME − An International Journal of Pure Communication Inquiry (Hungarian Communication Studies Association).

•Yan, Daisy (2019). “Animated Encounters: Transnational Movements of Chinese Animation, 1940s–1970s”. Honolulu: University of Hawai’i Press.

•Giesen, Rolf (2015). “Chinese Animation: A History and Filmography, 1922-2012”. North Carolina: McFarland & Company. Enlace: https://books.google.es/books?hl=es&lr=&id=2mjjBQAAQBAJ&oi=fnd&pg=PT6&dq=chinese+animation&ots=KG102J-6nn&sig=41zQd_fOohWocRVKC3T5LjuliNw#v=onepage&q=chinese%20animation&f=false

•Chen, Yuanyuan (2017). “Old or new art? Rethinking classical Chinese animation”. Journal of Chinese Cinemas. Volume 11, 2017 – Issue 2: Chinese Animation.

•Wu, Weihua (2017). “Chinese Animation, Creative Industries, and Digital Culture”. Routledge. Enlace: https://books.google.es/books?hl=es&lr=&id=QlsvDwAAQBAJ&oi=fnd&pg=PT12&dq=chinese+animation&ots=lvKc4GUcoc&sig=wXlM4wFHi2vS2Gds2AcGH5_No54#v=onepage&q=chinese%20animation&f=false

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