Sobre el triste caso de la falsa carne de perro en un chifa de Lima, Perú.

Sobre el triste caso de la falsa carne de perro en un chifa de Lima, Perú.

Rodrigo Campos
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Foto: La República

Los ataques recibidos por el empresario y cocinero chino Liu Xiunhuan –uno de los dueños del chifa Asia, en Independencia, Lima- el pasado 25 de enero han sido la excusa perfecta para que un puñado de personas deje salir su xenofobia y racismo pero también su vocación por creer sin cuestionar, por acusar desde las propias y limitadas preconcepciones del otro. La casi nula valoración de la memoria y la incapacidad de entender lo que leemos, escuchamos y vemos completan la cadena de lastres que provocan los principales problemas de la ciudadanía peruana: sufrir una ausencia de representación en los poderes formales (tomados por una élite política y económica con agenda propia) mientras se está absorta en el humo mediático diario. Varios de los grupos minoritarios del país sí están en un proceso de empoderamiento y de lucha por conquistar derechos civiles pero no cuentan con una representación importante en los poderes formales. Así, el grueso de la ciudadanía peruana habita desinteresada en defender sus propios derechos, menospreciando a quienes sí lo hacen, y anulando a los diferentes, reduciéndolos a flacos estereotipos.

Por eso, había que acusar, sin pruebas y sin el menor razonamiento, al “chino de chifa” que creemos que come perro, porque si vemos a un perro al costado de carne cruda, es porque -¡obviamente!- se lo va a comer. Los chinos comen perro, pues. Pero no solo se lo come, sino que de seguro nos lo vende porque ellos siempre venden gato por liebre, o perro por res. Y ya que está de moda ejercer violencia xenofóbica contra los venezolanos, aprovechemos y mandemos también a estos chinos a su casa. ¡Lárgate a tu país, chino cochino yanquenpó! Ciento sesenta años enriqueciendo al Perú, mis cojones. Acusémoslos de incivilizados por comer animales que no entran en la narrativa occidental y por estafadores que no respetan la ley. Hagámoslo desde esta tierra bendita, donde a mejores estafadores –y asesinos- indultamos zurrándonos en la ley. (Y les gritamos: “¡te quiero, chino!”). Donde personas de nuestra selva, sierra y costa comen suri, cuy y gato, respectivamente. Pero bueno, es la herencia occidental que nos ha enseñado a ver a los asiáticos como el otro exótico del que podemos burlarnos y del que podemos creer lo que sea. Como si los latinoamericanos no fuéramos el otro exótico del otro lado del mundo. ¿Acaso eso no es racismo? ¿Qué la municipalidad les haya cerrado el negocio porque a algunos se les ocurrió acusar sin pruebas es normal? La presura de la fiscal por actuar y quitarle a la mascota, ¿es habitual? Preguntemos a las víctimas de violaciones. Además, ninguno de los presentes, periodistas entre ellos, dijo que la carne parecía–al menos- de res y, por los cortes, no podría ser de perro.

Puedo darle cierto crédito a quienes argumentan que no se trata de racismo, que solo se trata de gente tonta creyendo en la “prensa amarilla”, nunca mejor dicho. Y sí, en el contexto de una prensa que, solo en los últimos días, planteó la posibilidad de que los artesanos, textileros y retablistas de Sarhua sean terroristas y no los férreos opositores al terrorismo que en realidad son; y de una audiencia –sobre todo en las redes sociales- que cree que Natalia Majluf podría tomarse fotografías sonriente con Maritza Garrido Lecca, es muy posible que el problema central no sea el racismo. Sin embargo, el racismo está dentro de los peruanos y, a la primera oportunidad, aflora con la vitalidad de los higienistas que, a finales del siglo XIX, se desmayaban ante la presencia, ya notable, de los “injertos”, esos hijos de peruanas y chinos a los que se les transmitía vicios y enfermedades que debilitaban a la raza peruana y que, a fin de cuentas, darían resultados desastrosos.[i]

El dictamen pericial forense de análisis toxicológico de la Dirección de criminalística de la PNP[ii] confirma con contundencia la falsedad de las acusaciones. Pese a que un animalista –parte de la violenta turba de aquel día- ya ha pedido disculpas[iii], no se podrá borrar la terrible experiencia que los dueños de este chifa y sus familias tuvieron que vivir. Ellos han señalado en una entrevista al diario El Comercio (Perú) que, además de los ataques físicos del 25 de enero, su restaurante y un auto de su propiedad sufrieron daños materiales[iv]. El abogado de los ciudadanos chinos también señala en entrevista exclusiva para Tusanaje-秘从中来que no solo el chifa Asia ha tenido cuantiosas pérdidas producto del cierre forzoso por quince días, sino que el incidente ha tenido consecuencias negativas para otros chifas de Lima[v]. Pese a que los insultos y hostilidades continúan (uno de los dueños señala que sigue siendo blanco de insultos de taxistas y otras personas en la calle), los socios Li y Liu señalan en la misma entrevista al diario peruano que no se arrepienten de haber invertido en el Perú y que quieren echar raíces allí.

Afortunadamente, después de hacerse de conocimiento público que todo era una mentira una serie de personas públicas se han solidarizado con los empresarios chinos y están contribuyendo, de distintas maneras, a proyectar una imagen positiva del chifa. Un grupo de reconocidos cocineros ha afirmado que pronto hará una visita al local[vi], el presidente de APEGA[vii] se ha manifestado en defensa del local y un ministro de estado ya hizo acto de presencia[viii] (esperemos que no sea una estrategia para prolongar la atención en el tema y seguir postergando que los líderes políticos del país se enfrenten a la justicia por los casos de corrupción en los que se han visto envueltos).

También es apropiado preguntarnos por qué si la comunidad Tusán tiene miembros en cargos públicos estos no se han manifestado respecto a este tema. Nuestra comunidad cuenta con representantes de distintas posiciones políticas como la congresista fujimorista Paloma Noceda Chiang o el Contralor de la República Nelson Shack; sin embargo, desconocemos por qué no ha habido manifestaciones públicas. Pareciera que nuestra comunidad no pertenece a las minorías que sí defienden sus derechos o que, por lo menos, tuviéramos tusanes como los mencionados, que no sienten una responsabilidad con su comunidad. Personalmente creo que si se hubiera dado el caso de ataques tendenciosos a la honra de un ciudadano judío-peruano o afroperuano, los miembros más visibles de sendas comunidades se hubieran manifestado. Es importante recalcar que la Sociedad Central de Beneficencia China del Perú se ha manifestado a través de un comunicado[ix] que también se ha difundido desde la página de Facebook de Tusanaje-秘从中来 y que fue recogido por El Comercio[x], no obstante, ninguna figura o institución tusán lo ha hecho. Por fortuna, en esta ocasión no se ha sentido la ausencia puesto que los medios de comunicación, una vez evidenciada la verdad, han dado un giro en su enfoque y han cubierto ampliamente el caso mostrando mucha empatía con las víctimas y su situación.

Estos hechos me llevan a dos reflexiones. La primera es que es una ficción que la comunidad peruano-china haya vencido la discriminación. Es cierto que durante estos 160 años de presencia en el Perú se han destacado un buen número de tusanes en la política, la academia[xi] y el deporte[xii], a pesar de ello, casos como el presente nos muestran que aún hoy algunos consideran a la presencia asiática como invasora, agente de mala reputación u objeto de insulto y burlas. Es cierto que estamos lejos en el tiempo y en las condiciones sociales de grandes ataques con tinte xenófobo por parte de la gente y del mismo Estado como lo fueron el saqueo del Barrio Chino por parte de obreros en las elecciones del 10 de mayo de 1909; y la arbitraria y desconsiderada destrucción del callejón Otaiza nada más al día siguiente como una medida populista del recién elegido alcalde Billinghurst, quien dejó sin vivienda a muchísimos chinos y tusanes[xiii][xiv]. Pese a que no hablamos de esas magnitudes, la discriminación contra nuestra comunidad sobrevive. Hasta ahora nunca hemos afrontado ese problema de manera directa. Nunca hubo una campaña que emanara de nuestra misma comunidad reconociendo el problema y promoviendo un discurso de tolerancia. No dudo que algún medio de comunicación tusán haya podido referirse al tema y no ignoro el esfuerzo sugerente de la Beneficencia por proyectar una imagen positiva en sus ocasionales publicaciones[xv] institucionales pero no ha habido una campaña destacable en el tiempo realizada por las mujeres y los hombres de nuestra comunidad enfrentando una tara social que al menos, me consta, ha calado hasta en la generación de mi madre y mis tías.

Al igual que ha pasado respecto a las historias de dolor de la llegada de la presencia china a tierras americanas, las siguientes generaciones hemos recibido, en muchos casos, por parte de nuestro padres o abuelos silencio en vez de memoria reflexiva. Como se pretendió por décadas con el período de explotación de los culíes, del cual se creía que el olvido y la omisión en los textos de historia eran la solución. Hemos querido ocultarlo con el ascenso social, pero eso nunca es suficiente (para cierta élite seguiremos siendo nuevos ricos, como los de origen serrano). El caso de la falsa carne de perro ha desatado un pequeño y aislado episodio de discriminación que debe ser suficientemente grande para darnos la oportunidad de pensar nuestro lugar en la sociedad peruana. Sentimos menos la discriminación porque, a punta del más sacrificado esfuerzo, hemos llegado a penetrar las esferas más altas y en cien años hemos pasado –casi todos- de una educación básica incompleta a los estudios de posgrado. Esto en un país racista pero también clasista, pesa. Es así que hemos conseguido un remedo de protección contra la discriminación que, lamentablemente, los afroperuanos todavía no logran para la mayoría de los suyos. También sentimos menos la discriminación porque, a diferencia de otras comunidades como la Nikkei, nuestra peruanización también ha sido –en la gran mayoría de casos- étnica. Al no vernos muchos como chinos, hablar español a la perfección y comportarnos como los peruanos que somos, la discriminación contra lo asiático no nos lastima directamente como, de hecho, sí a los que conservan las facciones orientales. De hecho, en mi caso personal, el no verme como chino me ha permitido ser testigo de comentarios despectivos sobre los asiáticos que no se habrían emitido delante de mí si supieran la madre y los abuelos que tengo. Sin ir más lejos, tú, tusán que crees que el falso caso de la carne de perro no tiene nada que ver contigo: déjame decirte que la fila de insultos que las redes sociales han presenciado son muy parecidos a los que les han gritado a tus abuelos, a tus tíos, en la calle, en sus bodegas, en sus chifas en más de una ocasión. (Mi akún guardaba papas podridas bajo el mostrador de su tienda. Cuando alguien –desde la calle- le gritaba algún insulto racista y partía a correr, él lo madrugaba con un papazo en la cabeza. El viejo tenía muy buena puntería). No seas, querido tusán, tan desmemoriado de creer que lo que le pasa a los nuevos chinos no tiene nada que ver contigo. El Perú, y la comunidad Tusán en consecuencia, necesitan más que nunca memoria y perspectiva histórica.

La segunda reflexión es sobre la ausencia de representación de nuestra comunidad en el espacio público. Esto es notorio cuando se estima que somos más del 10% de la población del país y no nos encontramos en los medios masivos. De seguro las revistas y periódicos tusanes y chinos aportarán o ya han aportado puntos de vista interesantes en defensa del caso en mención. Pero cuando no se trata de medios con publicaciones bastante espaciadas entre una y otra, se trata de periódicos de tirajes menores para una circulación interna. No son medios que nos representen fuera de la comunidad, con el resto del país. Ni mencionemos a las publicaciones en chino. Si bien esto da luces de los esfuerzos institucionales por organizar la comunidad en su interior (con bastante éxito en comparación con las comunidades de países vecinos), también subraya la ausencia de espacios que le hablen al Perú a cerca de nosotros y la riqueza de nuestra existencia. En casos como el reciente no hemos tenido comunicadores o espacios de comunicación que se muevan con la presura y los reflejos correspondientes a esta era vertiginosa de las tecnologías de la información. Siendo una comunidad tan grande, no es descabellado proponernos construir un espacio como el que propongo. Creo que son los artistas, a través de sus trabajos y llegada al público general; y los académicos, a través de sus investigaciones y publicaciones, quienes deben ser la cara visible de nuestra colectividad y ese vehículo de comunicación de nuestra complejidad cultural. Si bien para un sector puede estar muy claro quiénes son los intelectuales más notables entre los nuestros, queda mucho por trabajar para que sean notoriamente destacados para la mayoría de los tusanes y para el resto de peruanos. Es importante que nuestros académicos entren a la discusión pública y nuestros artistas más progresistas se comprometan con su comunidad como se comprometen con las luchas de otras minorías. Es hacia estos objetivos que Tusanaje-秘从中来 avanza, con paso constante y rodeado de buenos augurios en este año del perro. Tengamos voz propia, no solo hacia adentro, también hacia afuera. No nos quedemos esperando otra vez, como hace cien años, que llegue una Dora Mayer de Zulen, un Manuel González Prada o un Juan de Arona a defendernos de los que tienen la cabeza poco amoblada.

Por último, también es pertinente escuchar las opiniones constructivas que se han hecho a propósito de este caso. Los chifas, sobre todos los medianos y pequeños, deben trabajar en mejorar sus estándares de limpieza, salubridad y servicio al cliente. No es descabellado empezar a verlos como espacios que no son solo para comer. Pueden ser espacios de reunión familiar y de difusión cultural. En cuanto a los chifas ubicados en el Barrio Chino, por ejemplo, podría trabajarse una estrategia cultural integral que promueva, junto con otros actores de la comunidad, el acercamiento de más peruanos a la cultura china y a la cultura de los tusanes. Ya hay una iniciativa anual propuesta por el chifa Wa Lok con su concurso de cuentos[xvi] y otras más podrían unírsele. Recordemos que el Barrio Chino y los chifas fueron especial punto de encuentro de políticos, intelectuales y escritores: Mariela Balbi señala que el poeta César Vallejo, el escritor Abraham Valdelomar y el ensayista José Carlos Mariátegui se conocieron en el chifa Ton Kin Sen[xvii]. Que los chifas sigan siendo el punto de encuentro de todos. Ciertamente, los miembros de Tusanaje no encontramos aún un chifa que se convierta en nuestro sitio habitual. Por fortuna, en Lima hay chifas para todos los gustos.

 


[i] Palma, Clemente. 1897. El porvenir de las razas en el Perú. Tesis de Doctorado en letras, UNMSM. Lima

[ii] Se puede revisar en la página de Facebook de Tusanaje-秘从中来 en los siguientes links: https://www.facebook.com/tusanaje/photos/p.161296094522523/161296094522523/?type=3&theaterhttps://www.facebook.com/tusanaje/photos/p.161296241189175/161296241189175/?type=3&theater

[iii] Ver: https://elcomercio.pe/lima/sucesos/animalista-ofrecio-disculpas-dueno-chifa-asia-falsa-acusacion-noticia-495602

[iv] La entrevista puede ser encontrada en: https://elcomercio.pe/lima/sucesos/duenos-chifa-asia-mentira-queman-restaurante-noticia-495251

[v] El video se encuentra en el canal de YouTube de Tusanaje-秘从中来: https://www.youtube.com/watch?v=YnHH0wxlQe0

[vi] Ver: http://larepublica.pe/sociedad/1180341-gaston-acurio-visitara-el-chifa-del-ciudadano-acusado-de-utilizar-carne-de-perro

[vii] https://www.youtube.com/watch?v=zeQcOC6876w

[viii] https://elcomercio.pe/lima/sucesos/carlos-bruce-visito-chifa-asia-falsa-acusacion-noticia-495522?foto=5

[ix] Ver: https://www.facebook.com/tusanaje/photos/a.127010164617783.1073741829.123733088278824/161039214548211/?type=3&theater

[x] Ver: https://elcomercio.pe/lima/sucesos/comunidad-china-rechaza-agresiones-dueno-chifa-noticia-495068

[xi] Un gran grupo de los intelectuales tusanes son egresados de la UNMSM. Para mayor información al respecto se puede ver: Chuhue, Richard. 2012. Intelectuales sanmarquinos de ascendencia china. En Chuhue, Richard, Li Jing Na y Antonio Coello (editores). La Inmigración china al Perú. Arqueología, historia y sociedad. Universidad Ricardo Palma/Instituto Confucio. Lima

[xii] Sobre los deportistas tusanes más destacados se puede ver: Chuhue, Richard. 2012. Presencia china en el deporte peruano. En Chuhue, Richard, Li Jing Na y Antonio Coello (editores). La Inmigración china al Perú. Arqueología, historia y sociedad. Universidad Ricardo Palma/Instituto Confucio. Lima

[xiii] Estos hechos están ampliamente explicados por el Dr. Rodríguez Pastor. Ver: Ródriguez Pastor, Humberto. 2000. “La Calle del Capón, el callejón Otaiza y el Barrio Chino”. Herederos del dragón. Fondo editorial del Congreso. Lima.

[xiv] También se puede ver: Corilla Melchor, Ciro.2004. “Discurso antichino en Lima. Realidades y ambigüedades a fines del siglo XIX e inicios del XX”. Boletín del Instituto Riva-Agüero. Lima, número 31. http://revistas.pucp.edu.pe/index.php/boletinira/article/view/9953

[xv] Anon. 1924. La Colonia China en el Perú. Instituciones y hombres representativos. Sociedad Editorial Panamericana. Lima

[xvi] Ver: http://www.walok.com.pe/category/concursos/

[xvii] En Balbi, Mariela. 1999. Los chifas en el Perú. Universidad San Martín de Porres. Lima.

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