La felicidad… Ja! Ja! Ja! Ja!

La felicidad… Ja! Ja! Ja! Ja!

José Huerto
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Entre la soledad del gentío me detuve sorprendido, como si sintiera que la felicidad, estuviera pasando a mi costado… me parecía que podía verla: ágil, bella, fina e inalcanzable. Siempre pienso, dudo y estoy insatisfecho; atisbo que cada día encuentro más lejanas mis aspiraciones de ser feliz… de donde vendrá esta sensación existencial?, ¿Por qué, esta búsqueda inalcanzable?… ¡Es una paranonia!.

Sé que la finalidad del existir, es ser feliz… y, cualquiera lo sería si tuviera amigos sinceros, pero… cada uno debe andar el difuso camino de su vida.

Por un tiempo, traté de encontrar la felicidad en el arte, pero no fue así, hoy, veo mis cuadros sin consecuencia… sonrío triste, sin pensar, ni murmurar…. callo, poco a poco, como quien va descorriendo una cortina, mi rostro, y mis gestos se van desvaneciendo como una máscara carnavalesca y queda solo, una sonrisa fija tallada en las facciones, luego… la tristeza se anega en lágrimas que resbalan por las mejillas, como si mis ojos, no tuvieran ya, fuerza para retenerlas.  Pareciera que, los cuentos con los que nos han acunado, nos han habituado tanto a la mentira del “Final Feliz” que, toda confrontación con la realidad, resulta descorazonadora, porque, todos sabemos que, la tristeza es más común que la felicidad, en nuestra sociedad.

Uno comienza a darse cuenta que la vida, no es más que, un periodo de abono y, la cosecha no es de este mundo. Esto explica porque a veces, uno deja caer de los labios el: ¡Qué me importa! que es una necia respuesta a esta vergonzante sociedad… es necesario luchar para cambiarla!… pero ya no tengo fuerzas! Ideales de mi rambla, dónde están?.

Trato de aperturar mi mente, revisar mis ideas, sueños e intenciones primigenias… ¿Qué fueron de ellas?, ¿Este imperativo infeliz, es parte de la condición humana? Estas desoladas interrogantes están alejadas de la felicidad, despiertan un concierto o desconcierto de asociaciones metafísicas sobre el “ser o no ser”, “la felicidad y la infelicidad… sé que la felicidad perdida nunca nos será devuelta, la hemos perdido sin oponernos!… ¡No dejemos de buscar, lo que está ahí!

Cuando en las madrugadas las remembranzas me envuelven, pienso: ¡Si fuera capaz!… me gustaría escribir, narrar mis vicisitudes de caminante pionero, en esta solitaria y olvidada aventura. Por años, he estado hundido, aislado y abstraído entre poemas, escritos, pinturas y soliloquios; he consumido lecturas de insomnio, indagando sobre el ser feliz, la consecutividad y la simultaneidad, la sociedad, la política y filosofía, la metafísica, “la iniciación de Isis”, Orfeo y Zoroastro, el Necromicón, Buda, Platón, Mencio, Lao Tse, Li Po, Confucio, Aristóteles, tratando de configurar la imagen poética de la felicidad… ¡No lo logré! ¿Qué tiene la felicidad que nos atrae?… y nos subyuga! Es como el amor siempre duele… y, como el arte y la estética fuertes e insumisos!

No importa nuestra edad, corremos tras ella es como el fuego, queremos verla, sentirla, gozarla, no importa que nos queme. La felicidad… ¿Es belleza?, ¿Es un ideal?, ¿Es como la pasión del amor flamígero? La felicidad, es llama que rápido se agota?

Siempre nos atrae… es como color y fuego fatuo, es brasa que se enciende y se extingue… es algo que deseamos coger y se nos va. Si uno dejase arder la llama de la felicidad, duraría toda la vida… ¡pero no! Se apaga poco a poco como la juventud, como las ansias estéticas y algunas otras cosas. ¿Qué es la felicidad?… un misterio en movimiento… es una entelequia que se metamorfosea y busca su propio fin… en esta búsqueda nos destruimos… ¡Es arte, amor y muerte!.

La felicidad, de una forma u otra, siempre ha estado al centro de la filosofía; llegó a convertirse en concepto clave, en imperativo categórico, del cual surgieron muchas escuelas del pensamiento, del “pensar en el pensar”. La felicidad, desempeñó y desempeña un papel protagónico en la ética griega y la moderna filosofía.

En los textos mitológicos griegos, se dice que:

“En un principio existía el caos, después de formada la tierra, el hombre y la mujer impulsaron el acto sexual y se sintieron satisfechos, pero no felices; entonces reflugió el amor y con él la felicidad, por esto, se afirma que fue el primer sentimiento… brotó espontáneo y luego el hombre lo perdió… hasta nuestro tiempo”.[1]

En mi andar, veo que ya nace el crepúsculo ¡Un momento surrealista! ininteligible… para meditar y pensar que hay un Dios… pero lo dudo! Porque, sucede que, el filósofo Epicuro en el siglo III AE, levantó el siguiente dilema:

“O Dios puede todas las cosas y no es amoroso, o es amoroso pero no puede todas las cosas. Porque un Dios al mismo tiempo todoamoroso y todopoderoso, no dejaría que sucedan cosas malas y sean infelices, principalmente a las personas buenas”[2]

Pensativo y extraviado, bajo la luz mortecina del celaje, consideré que yo amaba la vida, no la forma como vivía… Tomé conciencia de que, lo mejor era, refugiarme en el pensamiento de los grandes sabios que habían estudiado y estructurado el tema de la felicidad.

Sabemos que la felicidad (eudaimonía) es una de las palabras más difíciles de definir, pero confiamos en los grandes maestros:

  • Aristóteles: “La felicidad, es diferente a la satisfacción. Sé es feliz cuando nuestro pensamiento se opone al placer extremo y se engarza con la política (la verdadera) y la contemplación”
  • Epicuro: “La templanza da lugar a la felicidad”
  • Lao Tse: “Eres feliz, si no ambicionas”
  • Buda: “La felicidad está en ti, no en la realidad externa”
  • Mencio: “La felicidad se encuentra en la naturaleza bondadosa del hombre”
  • Li Po (Li Bai). En su poema trata el tema:

 

Bebiendo solo a la luz de la luna

 Feliz entre las flores.

Un tazón de vino,

bebo solo

Ningún amigo está cerca

levanto mi copa…

Invito a la luna

 El poeta, ¿Se refería a la felicidad en soledad?

 

  • “La felicidad se edifica tratando a los demás como querrías que te trataran a ti”. También, existe la felicidad relativista que se acomoda a diversas situaciones y factores… “todo fluye diría Heraclito” La felicidad relativista es difusa, no se condice con el rigor filosofal, induce al caos, “Nada es verdad ni mentira, todo es… según el cristal con que se mira”. Conduce al cinismo oportunista.

 

Las personas no siempre saben lo que es bueno hacer… todo lo hacen por el poder, el tener sin ser… triste error.

Bueno, creo que se trata de buscar, cada uno, su camino e ir hasta el final en esta “Feria de vanidades”, para encontrar la felicidad en la verdad, la justicia y la decisión ética apriorística. nada fácil, verdad? … La felicidad ja!, ja!, ja!, ja!.

 

FIN – 2018

[1] Marías, Julian. 1962. 278 pág.

[2] Marchan, Fitz, Simon. 1994. 185 pág.

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