Historias y rincones del barrio chino de La Habana: Altar a los ancestros, Sociedad Lung Kong

Historias y rincones del barrio chino de La Habana: Altar a los ancestros, Sociedad Lung Kong

Yanet Jiménez Rojas

Fotografía: Altar de los ancestros después de ser restaurado, en 2011.

Texto y fotos: Yanet Jiménez Rojas

Cátedra de Estudios sobre la Inmigración y la Presencia China en Cuba

thamesis@gmail.com

Pese a las indiscutibles individualidades, la mayoría de los chinos que llegaron a Cuba después de 1847 y hasta mediados del siglo pasado portaban conceptos culturales afines, entre los que sobresalían la importancia de la familia o del clan (Baltar:1996). Por lo mismo, el despegue y fortalecimiento del asociacionismo desde fines del siglo XIX y en las primeras décadas del siglo XX ayudó sobremanera a que las sociedades familiares de uno o más apellidos fuesen las más numerosas de todas cuantas surgieron en el país (Baltar:1997, 77-84).

La asociación Lung Kong, fundada en La Habana el 4 de abril de 1900, es precisamente una de las más representativas y antiguas de las de este tipo que aún se encuentran en funcionamiento.[1] Reúne a los apellidos Lau, Kuan (o Cuan), Chiong y Chiu, en referencia al juramento de hermandad que hicieran Lau Pei, Kuan Kong, Chiong Fei y Chiu Chi Lung durante el llamado período de los Tres Reinos (184-280).[2] Desde su creación, su sede está en la calle Dragones, entre Manrique y San Nicolás, actual municipio Centro Habana. En el año 1925, gracias a los aportes de sus miembros, construyeron un edificio moderno que alberga en su tercera planta el llamado “Altar de los Ancestros”, que fue construido en China y es considerado, por la sociedad y los miembros de la comunidad chino-cubana en general, un tesoro cultural.[3]

Hasta el presente persiste la incógnita de cuando llegó a la isla el altar. En un texto de 2001 relativo a una restauración capital que se le realizó ese año se afirma que arribó al país hacia 1882 (Cornu et al.: 2001), pero no se han ubicado en Cuba documentos que así lo corroboren. Sobre sus funciones y significados, comentó en una entrevista Leandro Pérez Asión (Chiu Chun Pan), descendiente directo de chinos y uno de los miembros más longevos de Lung Kong, que durante muchos años estuvo a cargo de su cuidado y uso ceremonial:

No es exactamente un ritual de veneración sino una conversación amistosa con un familiar que ya murió. Pero hay reglas que respetar. Se llega y se hacen las tres inclinaciones, mirando al suelo, en saludo a los cuatro próceres, cuatro ancestros que llegan hasta nosotros como parientes fallecidos que le concedieron honor a nuestras familias. Se les enciende incienso y se colocan a los pebeteros y se les invoca, entonces es cuando le expresamos el motivo de nuestra presencia: una petición, una consulta o sencillamente rendir honores. La despedida es con mucho amor y respeto, pidiendo siempre salud y bienestar, y entonces se hace una sola inclinación.

Estas formas de venerar hicieron pensar en un culto religioso dedicado a un poderoso santo, en realidad al bajar la cabeza se mira de frente al Dios de la Tierra. Pero el culto no es nada sin un altar, un sitio de veneración que signifique todo el conjunto de creencias y recordaciones, acordes con las tradiciones y la leyenda que lo sustenta (Hun y Longchong, 2010).

Por décadas, el altar fue utilizado casi exclusivamente por miembros de la asociación, o de la comunidad china, que acudían a él en fechas conmemorativas puntuales como el aniversario de fundación de Lung Kong, los natalicios de sus próceres, o el Día de la Claridad (Qingming). También se acudía a él para consultar el oráculo Kau Cim, o para honrar a los ancestros en ocasiones especiales como cumpleaños, bodas o funerales. De la década del noventa en adelante, a partir del proceso de reanimación del barrio chino de La Habana, ha terminado siendo más accesible, y es común que sea frecuentado por académicos o simples turistas que visitan la asociación.

 

Ofrenda a los próceres de Lung Kong, reinauguración del altar, abril 2011

El Altar de los Ancestros es de madera exquisitamente tallada, lacada y con un baño dorado. Consta de dos partes claramente diferenciables: la parte principal (el altar en sí), y una mesa cuya función principal es sostener objetos ceremoniales y de culto como los incensarios, el cuño de la sociedad, o el Chiao pai y el Kau Cim de Kuang Kong. En el salón que lo alberga se encuentra, además, un enorme Kuan Tao (guan dao o kwan dao), arma cuya invención es atribuida a Kuang Kong.

Detalle del marco superior del Altar de los Ancestros, Sociedad Lung Kong.

La parte principal consiste en un marco tallado que rodea un panel que alberga un cuadro de seda bordado donde se representan a los cuatro próceres fundadores de la hermandad. La decoración del marco es una muestra de la complejidad de símbolos de la cultura china, abarca desde flores y pájaros hasta animales mitológicos como dragones y perros de fu. Por su parte, la mesa consta de un panel frontal también de madera tallada, que representa deidades de la tierra y el mar.

Cuadro de seda bordado, Altar a los Ancestros, Lung Kong.

 

Vista del panel frontal, mesa de soporte del Altar de los Ancestros, Lung Kong.

Considerado uno de los pocos altares de su tipo existentes fuera de China, estamos ante una pieza única, de valor patrimonial. Su existencia acredita, en parte, como la cultura, celebraciones, creencias y deidades de los chinos viajaron con ellos hasta el Caribe. Su uso continuo hasta hoy también nos dice que esa cultura permanece viva, pero no rígida, y sí llena de matices y adaptaciones donde se entrecruza la herencia de los inmigrantes cantoneses y la contemporaneidad de una descendencia, mayormente mestiza, que representa ahora la mayor parte de la comunidad chino-cubana.

 

Fuentes y referencias

 Baltar, José, “La sociedad-clan y el proceso de asimilación étnica de los chinos en Cuba”, Temas, Núm. 7, 1996, pp.13-27.

Baltar, José, Los chinos de Cuba. Apuntes etnográficos, La Habana, Fundación Fernando Ortiz, 1997.

Cornu, Elisabeth et al., “Wood Conservation in Cuba: Treatment of a Chinese Altar in La Habana Vieja”, WAG Postprints, 2001: http://www.wag-aic.org

Hun, Julio y Yudelsis Longchong, “Kuang Kung, protector ancestral”, en Chinos de Cuba, 2010: http://chinosdecuba.blogspot.com

Jung, James S.L, “A Concise History and Development of the Lung Kong Organization” en el website oficial de Lung Kong Panamericana: http://www.palungkong.org

 

Notas

[1] Para más información relativa al surgimiento de esta hermandad en China y la creación de filiales en el exterior, ver: Jung, James S.L, “A Concise History and Development of the Lung Kong Organization” en el website oficial de Lung Kong Panamericana: http://www.palungkong.org

[2] Aquí uso la variante cubana de castellanización de los nombres en cantonés, siguiendo el sistema pinyin actual serían: Liu Bei, Guan Yu, Zhang Fei y Zhao Yun.

[3] Me refiero a comunidad chino-cubana considerando que, en principio, la mayor parte de los chinos que llegaron a Cuba eran hombres y casi todos formaron familias con mujeres cubanas, muchas veces negras o mulatas. Asimismo, la inmigración masiva de chinos a Cuba cesó en los años cincuenta, después de producirse la revolución china (1949) y luego la cubana (1959). A resultas de eso, quedan muy pocos inmigrantes vivos, y la membresía de las sociedades, así como los proyectos de reanimación del barrio chino de La Habana han sido asumidos por descendientes.

1Comentario
  • Graciela Lau Quan
    Publicado el 2019, Responder

    Magnifico trabajo, Yanet, me haces recordar cuando tanto trabajaste en nuestra Lung Kong, y el altar es uno de los elementos mas preciados de nuestra Asociacion pues es la reprezentacion de nuestros proceres, y con ello evocamos a nuesgros ancestros, en una escultura singular como bien explicas.
    Gracias por tu trabajo y nuestro respeto hacia el mismo. Felicitaciones.

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