De Cantón al Callao

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Soy Carlos Caballero Montero, peruano y descendiente de quinta generación. Mi tatarabuelo tenía 11 años cuando su curiosidad le llevó a subirse a un barco del puerto de Cantón, pues en el mismo existía un circo itinerante que llamaba mucho su atención (animales). Al abordar, fue visto por miembros de la tripulación y éstos en lugar de ayudarle o pedirle que baje, lo secuestraron y depositaron en la bodega para luego ser vendido en el puerto del Callao, destino del navío. Al ser desembarcado en Callao, ya en un mundo totalmente nuevo para él, lleno de terror, tuvo la fortuna de cruzarse con un comerciante español y sus hijos. Los hijos, al ver que se trataba de un «chinito» de su edad, mostraron empatía y solicitaron al padre que lo compre para tener a alguien más con quien jugar.

Así es como mi tatarabuelo, con mucha fortuna, fue comprado por el español de apellido Ríos, criado y educado como si fuera un hijo más. Al alcanzar la mayoría de edad, se independizó y emprendió negocios en la ciudad capital. Esta parte de su historia ha sido transmitida de generación en generación. La pretendo extender y llevar a una publicación en algún momento, pues estoy recopilando datos para vincularlos con el escenario socio-económico de la época. Estamos hablando de su llegada al Callao entre 1840 y 1850 aproximadamente. También estoy averiguando cómo y bajo qué circunstancias se trasladó a Huaraz, ciudad donde nació mi bisabuela, una «chinita» que usaba trenzas y polleras como otra ancashina más. Al migrar a Lima, mi bisabuela casó con otro descendiente chino de apellido Montero, con historia similar.

Agradezco esta oportunidad para compartir esta historia que espero investigar más adelante. Adjunto foto de mi bisabuelo Félix Montero y mi bisabuela Jesús Ríos (hija de nuestro primer ancestro en Perú), posando con sus nueve hijos.

 

 

 

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