Alén Chung, el farolero

Alén Chung, el farolero

Rodriguez Pastor
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Su nombre chino inicial debe haber sido Leng Chung, y su trabajo como culí lo comenzó en 1870 en la hacienda Casa Concha en el valle de Pisco, cuando tenía apenas 16 años. Trabajó sus ocho años obligatorios según el contrato y aceptó recontratarse por unos años más. Allí fue que comenzaron a llamarlo Alén.

A fines del año 1880, durante la Guerra del Pacífico y con la presencia y control del ejército chileno en el valle pisqueño, los Aspillaga, propietarios de Palto, un fundo algodonero de la misma cuenca, decidieron trasladar a su hacienda cañera Cayaltí, en el valle de Zaña, Lambayeque, a un grupo de “sus” chinos que aún mantenían contratados o recontratados. Aprovechando la ocasión hicieron lo mismo con algunos chinos libres de otras haciendas del mismo valle.

El viaje Pisco- Callo-Eten con 23 chinos se hizo en setiembre de 1881. De Eten, en carretas o a pie, este lote de trabajadores fue trasladado hasta el latifundio Cayaltí. No era el primero traslado que realizaban los Aspillaga, ya antes habían dispuesto otro similar con 26 chinos. Era una forma de asegurar mano de obra para su propiedad agrícola.

Por todo esto, años después, en Zaña se decía que Alén había llegado de Ica. No conocemos cuánto tiempo estuvo en Calatí ni fecha precisa de cuando comenzó a residir y tener un hogar en el pueblo de Zaña.

Vivió allí con Delta Rázuri, una cajamarquina blanca (sic), madre de tres niños, a la que le decían Clavo. Ella ayudaba en las ventas de la tienda que él tenía. Con mucha responsabilidad Alén se hizo cargo de las 3 criaturas de su pareja. Incluso a las 2 mujercitas, ya algo mayores, las envió para que conocieran China. El tercer hijo de Delta se quedó con ellos.

Posteriormente Alén tuvo una segunda esposa, Victoria, cantonesa que ingresó a Perú en 1926. Con ella tuvo dos hijos, uno de ellos falleció muy joven por efectos del paludismo, mal endémico por entonces.

Con algunos años ya viviendo en Zaña, Alén asumió un contrato con la Municipalidad local en relación al alumbrado público que se ofrecía al pueblo zañero. La iluminación se hacía con 60 faroles para los que se utilizaba kerosene como combustible. La obligación incluía la reparación de los faroles, así como la limpieza y cambio de mecha si era necesario. Nuestro personaje frisaba ya los 60 años cuando inicia la diaria labor de dar luz al pueblo, tarea que solo dejó 20 años después cuando fallece a los 80 años. Tuvo como compensación el convertirse en proveedor de kerosene (en latas) de la Municipalidad. Su primer pago como farolero lo recibió el 30 de abril de 1914.

Las relaciones de Alén con el Concejo se extendieron a otras áreas. En 1915 asume el arbitrio de baja policía y luego en septiembre de 1930 compra al municipio un terreno de 21 por 45 m en la calle Tarata. Todo como parte del empeño de la Municipalidad por avecindar a más gente en el pueblo de Zaña. Se trataba de un repoblamiento con gente que llegaba de fuera: cajamarquinos que habían sido enganchados por las haciendas y chinos que anteriormente habían laborado como culíes, más los nuevos inmigrantes que llegaban del Celeste Imperio.

El apellido Chung se hizo frecuente en Zaña. Posiblemente todos ellos fueron parientes o pertenecían al mismo clan de Alén Chung, pues era una norma llamar a los parientes de China cuando a un exculi no le había ido mal en tierras peruanas.

El caso de Alén Chung muestra el aporte silencioso que ofreció al igual que miles de exculies o chinos emigrantes libres en cientos de pueblos. Actividades o servicios que parecen diminutos y por eso poco valorados. Grave error de apreciación. Qué hubiera pasado en Zaña si el viejo Alén no hubiese encendido todas las noches y durante 20 años los 60 faroles a kerosene que iluminaban el  pueblo.

Publicado originalmente en la revista Integración Nº43 en su columna Herederos del Dragón. Cedido por el autor para su publicación en esta web.

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