Armida Chin: un viaje a través de los recuerdos

Armida Chin: un viaje a través de los recuerdos

Saber lo que se ha recibido del cielo,

y lo que uno ha de añadir por sí mismo,

he aquí la cúspide

Chuang Tzu

 

Habíamos quedado de encontrarnos en un café en una tibia mañana de marzo, tal pareciera que la primavera nos invitaba a deleitarnos con los hermosos colores de las flores que orgullosas, se erigían hacia el azul claro del cielo. Antes de iniciar nuestra charla, frente a una aromática taza de té, medito sobre los significados que tienen los recuerdos, ese recorrido de la remembranza donde se congregan historias, anécdotas y experiencias de vida, el relato como recuerdo que se escurre profundo hacia la subjetividad. Armida Chin Yáñez, nació de culturas distantes una de la otra, de su padre, adquirió la herencia china y de su legado materno la cultura mexicana, viviendo en dos mundos diferentes. Me había preguntado muchas veces como había sido su vida a lo largo de sus más de setenta años de existencia.

Puntuales a nuestra cita, nos encontramos en un lugar acogedor y cómodo que invitaba a la lectura y a sentirse a gusto en un ambiente rodeado de pequeñas mesas, libros y una música que invitaba a la tranquilidad y al diálogo entre amigos.

Armida había asomado la cabeza por la ventana abierta como si estuviera observando algo. Tenía las manos apoyadas sobre una orilla y el cuello estirado. De pronto, se sienta y cruza sus manos, el sol se reflejaba en el cristal de sus anteojos de armazón negra; yo no podía saber que estaba mirando exactamente, pero en su rostro se dibujaba una tristeza que me recordaba aquellos rostros impasibles de ojos pequeños y rasgados que escondían años de nostálgico estoicismo guardado en la letra de sus viejas canciones orientales.

Armida, ¿Cuál es el primer recuerdo de tu infancia?

Yo soy la mayor de mi familia, en la que somos cinco. Tres mujeres y dos hombres. ¡Y! ¿Ah caray! Ya tengo mas de 70 años. Mi madre y yo, nacimos en Sinaloa, pero me siento cachanilla1Nombre con que se conoce a las personas que nacieron en Mexicali, Baja California. México. de corazón. Mis hermanos, en cambio, nacieron en Mexicali.

La migración ha sido parte de su historia y sus raíces, Armida vive en Mexicali, una ciudad fundada por migrantes, frontera con Calexico, California (Estados Unidos), ambas ciudades de cierta manera son retratos de la añoranza, del calor del desierto, y de la violencia que sufren las fronteras de países tan distintos.

El primer recuerdo, aparte del que se platica como era yo de niña, recuerdo que cuando mi mama lavaba, jalaba un banquito o una piedra, le ponía una tablita, como una manera de sentare, ¿Qué ocurrencia de niña!, quería cuidar la ropa mientras la tendía. Ese es de los primeros recuerdos que tengo de niña y de allí parte la idea que, por eso dicen, que hasta la fecha soy tan meticulosa y cuidadosa.

 ¿Tu papá era chino? ¿Cómo se llamaba?

Sí, nació en Hong Kong el 20 de noviembre de 1903 y debe haber llegado a Mexicali a finales de 1912. La historia de mi papá fue algo increíble. Cuentan que cuando él era un niño pequeño, como había situaciones muy difíciles en China pues había guerra, muchos trataban de salir de ese lugar huyendo, y la historia que se nos contaba de niños, era que los padres de mi papá lo entregaron a la gente que iba huyendo. Era un niño como de ocho o nueve años apenas; y aquella gente salió de ahí, ¿cómo?, pues no sé, supongo que por mar porque en ese entonces ¿Qué medio de transporte podía haber? Aquí en México se llamaba Samuel, allá en su tierra su nombre chino, legitimo es Nantek. Fui muy apegada a mi padre, cariñosamente me llamaba “gola” (gorda), nunca pudo hablar bien el español, recuerdo que, de pequeña, mi papá trató de enseñarme -sin mucha perseverancia- el cantonés.

¿De las casas donde viviste, de cuál te acuerdas más, cómo era el barrio?

Nosotros vivíamos por Lerdo, entre Morelos y Altamirano2Calles ubicadas en el viejo centro de Mexicali. Era de aquellas casas de estilo americano, de madera, de grandes techos, blanca, con un pequeño jardín. Y recuerdo también una jaula grande, que tenia un faisán, era de mi tía, la hermana mayor de mi mamá, a quien le gustaban los animales.

¿Tu mamá tuvo alguna inclinación por la cultura de tu papá? ¿Le gustó su cultura durante los años de matrimonio?

Yo pienso que no. Pues más que inclinación yo diría que no tuvo interés. Recuerdo que mi mamá era fan de Pedro Infante3Famoso cantante de música ranchera, allá por los años cuarenta., tenía calendarios y fotos de él, recuerdo que mi papá los rompió todos.

¿Cuál fue el entorno de tu infancia, entre esas dos culturas?

Nosotros crecimos, alrededor de la cultura de mi papá, fue un hombre amoroso, cuidadoso, de hablar mesurado ya que su español era malo y entrecortado; pero para él sus hijos fuimos siempre su tesoro, su más grande amor. Nos dedicó mucho tiempo y casi siempre con una sonrisa dulce y hablar bajito. La casa estaba llena de cuadros chinos y de cuando en cuando prendía incienso cuando nos contaba de su vida allá en su tierra, y ni que decirte que nos curaba con medicamentos que mandaba traer de China, también los regalos de cumpleaños, como unas hermosas chinelas bordadas que tuvimos de chica. Ahora están de moda, pero entonces solamente nosotras las teníamos en esa época.

Y la comida china que, en días especiales nos cocinaba en la carnicería porque has de saber, (el negocio) tenían cocina y comedor. Era muy espaciosa, de verdad y para nosotros eso siempre era una fiesta.

En ocasiones, cuando se evocan los recuerdos a veces ocultos con el manto de un olvido intencional, emergen entonces en la memoria los viejos rostros que se vuelven nuevos para quien no conoce su historia.

¿Sentiste alguna vez que hubiera discriminación por tus raíces chinas?

Mucha. Muchas veces. Desde pequeñita la sentí. De inmediato, en la familia materna. La misma abuela nos despreciaba, no disimulaba sino claramente, nos decía que éramos la vergüenza de la familia.

¿Cómo manejaban esa discriminación?

¿Mi familia? Bueno, mi abuela usaba su astucia y nos marcaba la discriminación solamente cuando nos encontrábamos a solas. Mi papá nunca se enteró, ni se dio cuenta. Y no tengo idea si mi mamá en alguna ocasión se enteraría, pero ella jamás lo comentó. Pero la abuela, siempre a solas, nos trataba mal y aprovechaba cualquier ocasión para marcarnos la diferencia que había entre nosotros y sus demás nietos.

Recuerdo y olvido son manipulaciones conscientes o inconscientes, ejercitadas sobre la memoria individual por intereses afectivos, inhibiciones y censura. (Mendoza, 2004). Así también, tal como lo refiere Manzano y Juárez (2020), la violencia se objetiva al desdibujar a través del uso de los nombres y apellidos en castellano. Continuando con nuestra charla, pregunto a Armida sobre su vida escolar.

En el jardín de niños yo fui a uno que estaba cerca de mi casa, a dos cuadras de distancia. Aun existe. Se llama Jardín Gabriel Leyva, en la primaria estuve en la Escuela Cuauhtémoc los seis años. Después, contra mi voluntad, mi mamá me inscribió en una escuela de Comercio llamada Isal, ubicada en la colonia Industrial… “Y vas a estudiar eso”, me ordenó, sin preguntar si te gusta o no te gusta. “Y pobre de ti que repruebes”, así era entonces, tu voluntad no contaba. Se te ordenaba y ya.

En la escuela esa discriminación era total, Había, contando a mi hermana, dos primos que también cursaban en la misma escuela Cuauhtémoc, éramos los cuatro de origen chino; había otros tres de origen japonés; y nos ponían sobrenombres, nos cantaban el apellido; inventaban que sabían el idioma chino y se burlaban juntándose todos para burlarse cruel y enormemente, nos hacían sentir que nosotros no éramos bienvenidos en esa escuela. Recuerdo que yo me defendía a golpes, es decir, ¡me peleaba con los niños! Pero, no recuerdo que los maestros nos hubieran discriminado. Había una maestra, pero hacía discriminación de sexo, con preferencias hacia los varones. Fue la de sexto año. Los maestros nunca marcaron diferencias, es más, llevaban una muy buena amistad con mi papá e iban hasta su negocio, pero era para solicitar cooperaciones. En la escuela éramos muy mencionadas como las niñas Chon, porque en ese tiempo nos apellidábamos Chon, ya que en China se enumeran los hijos como primero, segundo tercero, etc. Entonces el primero se apellida Chan, el Segundo Chen, el tercero Chin y así, sucesivamente, como mi papá era el quinto, su papá debe haber sido el tercero porque se apellidaba Chin, pero mi papá se apellidó Chon y toda la vida, hasta ya grandes, todavía ya siendo adolescentes, nos apellidábamos Chon y siempre lo buscaban como el papá de las niñas Chon.

Mi papá fue muy complaciente en cuanto a cooperaciones para la escuela, a él le fascinaba de corazón que participáramos en todos los eventos de la escuela, él mismo nos acompañaba a comprar los vestidos o las telas que se necesitaban; era algo que no sé por qué le gustaba tanto vernos salir en los bailables, en los cuadros de la escuela. Recuerdo, sin embargo, que fue en la primaria Cuauhtémoc en la que la discriminación fue más notable. También he tenido mucho cuidado de contarles a mis nietos, cada vez que pasamos por ahí, cuales eran mis salones. Ellos los conocen ya, tan bien, que me dicen –Nana, mira allá está tu salón, ¿verdad? – y señalan hacia sus ventanas. Hay un maestro, el que guardo todavía un gran cariño, era un maestro ejemplar que nos amaba, en ese entonces todos los maestros eran muy jóvenes y solteros, solamente tuvimos una maestra casada, que era la de sexto año, la que te he contado que tenia pues no sé, como algo que la inclinaba más a defender al sexo masculino. ¿Por qué razón?, no lo sé, pero el resto de los maestros eran jóvenes y amables, de todos esos maestros, el de tercer año fue uno que, todavía hoy de casada me lo encontré en algunas ocasiones, recordaba mi nombre, me abrazaba y me preguntaba por mis hijos. Se llamaba, hasta hace poco tuve noticias de él, Engelberto Gaytán. Era maestro de tercer año y era de Colima. 

 ¿Y como recuerdas al Mexicali de esos años?

El Mexicali de mi infancia era un Mexicali chiquito, donde todo el mundo te conocía y te cuidaban. El trayecto que nosotros recorríamos a pie, recuerdo que cuando estábamos en el kínder, íbamos mi hermana y yo, la menor que yo dos años, no íbamos caminando hasta la carnicería de mi papá que se llamaba Mexicali, y estaba ubicada a media cuadra entre Juárez y Reforma y la tienda La Exposición que estaba en la esquina de Juárez y Altamirano4El Mexicali que refiere Armida Chin, ya casi ha desapareció por completo para dar paso a una ciudad más urbanizada, donde cada día se pierde más la fisonomía del Mexicali tradicional. Estas calles que se mencionan están ubicadas en lo que es todavía el Barrio de La Chinesca., eran alrededor de tres o cuatro cuadras y ya, a los cinco o seis años que teníamos en ese entonces, todos los negocios nos conocían, nos cuidaban y estaban pendientes de nosotras. El que vendía la verdura, en aquel entonces ponía al hilo de la banqueta su pick-up5Palabra en idioma inglés. Vehículo de transporte de mercancías y ponían una especia de banca de madera y ahí acomodaban la verdura y la fruta. Nos conocía también el peluquero y todo nuestro trayecto era dos cuadras de la Lerdo, dábamos vuelta a la Altamirano y de ahí eran tres cuadras. Recuerdo que por ahí había también una refresquería donde nos regalaban muchos dulces. Ya en la adolescencia nos fuimos a vivir a  Pueblo Nuevo, allá entre la calle  Cuarta y la Quinta, por la Jalisco y ahí nacieron mis tres hermanos más pequeños, mi mamá estuvo como diez años sin tener familia porque tenia muchos quistes y hasta que se los extirparon pudo volver a quedar embarazada; los negocios de mi padre fueron, como dije antes, la carnicería.

Ruano (2004) establece que la narración del sujeto se organiza en forma de episodios o historias que establecen la relación con un pasado. El espacio nos hace recordar personas, viejas relaciones, tradiciones, pasadas y pertenencias a grupos.

Fue primero que tuvo una carnicería en Mexicali. Todo el centro de la ciudad compraba ahí y, por supuesto, era muy conocido porque surtía a todos los restaurantes de aquella época… luego se asoció con un tío y con cuatro parientes cercanos, que nosotros conocimos y tratamos. Dos primos hermanos y un sobrino. Eran el tío Francisco, el tío Chitoy que hasta la fecha no sé cómo se llamaba porque ese era su nombre en chino, y en la discriminación se burlaban de nosotros diciéndonos “y dónde está tu tío Notoy” y el sobrino de mi papá que vivía en Tijuana, el que se llamaba Arturo. Ya murieron todos, incluyendo mi papá. El callejón de La Chinesca fue hasta cierto punto, muy popular. Se dice que había muchos subterráneos6En el Barrio de La Chinesca es muy común que todavía existan muchos sótanos, donde durante muchas décadas vivieron familias chinas., pero solamente lo conocí en la superficie, donde había muchos negocios. Recuerdo a (la familia) los Slim -de origen libanés- que tenían negocios de tienda de ropa, había también la mueblería, aquella que fuera tan popular aquí en Mexicali “La Malinche”, no comparada con la que los hijos formaron después, pero era conocidísimo el dueño, el señor Slim; recuerdo muy bien que a la mitad de la iglesia (hoy Catedral de Ntra. Señora de Guadalupe) eran los Slim y terminando el callejón de la Chinesca, por Reforma, estaba la mueblería, y nosotros la transitábamos mucho, porque ya para entonces vivíamos en Pueblo Nuevo, subíamos el puente y atravesábamos La Chinesca para agarrar Reforma y llegar a la escuela , por Altamirano. Todavía estábamos en la primaria, quinto y sexto exactamente ¿y qué crees?, todo el tiempo íbamos a pie, lloviendo, tronando, haciendo frio ¡Cuantas veces llegamos ensopados7Dicho popular que refiere a llegar mojados por esas calles de tierra en las que nos llenábamos de lodo cuando llovía! El centro (del pueblo), naturalmente estaba pavimentado, pero bajando el Puente Alemán, – que era obligatorio transitar para poder llegar a Pueblo Nuevo- todo era tierra y mi hermana, recuerdo claramente, caminaba arrastrando los pies por los charcos del agua en el pavimento, porque le fascinaba mojarse. 

Recordemos que, algunos autores como Mendoza (2004) mencionan que la oralidad es el conducto de expresión de los recuerdos…, mantenidos vivos en la memoria personal del individuo. Por medio de la memoria, permanecen cosmovisiones del pasado con significados desde el presente. 

Puede decirse que la memoria conduce a la historia, ya que ésta al diferenciarse de la costumbre, invade al presente tanto del pasado individual como del pasado colectivo.

Había y hay, tres puentes: el Colorado, que baja por donde termina la Altamirano, el Alemán que baja por la Juárez y el Blanco, que le decían, que estaba lleno de cantinas, y  hombres bebiendo que lo hacían peligroso para dos chiquillas como éramos nosotras; el Colorado estaba muy peligroso porque era de madera, abajo pasaba el canal que le dicen el Rio Nuevo, pero en realidad era el de las aguas negras y estaba tan quebrado que, a cualquier descuido nos podíamos caer. El Puente Alemán era de banquetas, encementado, pavimentado, con el barandal de cemento. Era el mas seguro para transitar… bueno, eso creíamos en aquel entonces.

Mis padres nunca nos fueron a buscar a la escuela porque como el negocio de mi papá estaba a una cuadra de la escuela, él nos esperaba en la banqueta, ya veía que salíamos y estábamos bien, nos dirigíamos para la casa. De los festivales que había en la escuela, en ese tiempo, participamos prácticamente en todos. No recuerdo ninguno en especial. Todos parecían maravillosos a nuestra imaginación… pero cuando tenia ya catorce años, me acuerdo que una vez que iba caminando de la academia de comercio a la que me habían metido -como siempre, sin que pudiera chistar u oponerme-, que estaba por la avenida Obregón casi llegando  donde hoy es Rectoría, en ese entonces era el Palacio de Gobierno y esa enorme distancia era nuestro recorrido a pie diariamente, en una ocasión que venia caminando por la avenida obregón, cuando me encontré frente a frente con un pariente lejano de mi papá; me llamó y me dijo que andaba buscando quien fuera la reina de la Colonia china en ese carnaval y ya la encontré, me dijo, “tú eres” . Ese día, ni siquiera fui a la escuela. De ahí, me llevó a la casa de una familia china que vivían por los alrededores de la misma calle Obregón, ellos eran muy tradicionalistas y las hijas todavía mantenían su vestuario, seguramente ellas ya habían venido grandes de China, porque tenían muchos qipao8Vestimenta tradicional de la mujer china y mucha ropa tradicional de allá (de China), me llevaron a esa casa para medirme los vestidos porque ellos iban a prestar la ropa. Parecía que habían sido hechos para mí, porque me quedaron de maravilla. Por supuesto que falte dos o tres días a la escuela por el carnaval. En ese carnaval una de las hijas del primo hermano de mi papá que resultó reina por aquello que el que más dinero mete y vende muchos boletos y como eran bastante ricos, pues claro, salió electa reina del Carnaval y yo, reina de la Colonia china o más bien, nos llamaron la reina de la Colonia china o su embajadora, porque en el mismo carro alegórico íbamos las tres: ella, yo con la bandera china y otra joven vestida de china poblana9Se cuenta que el traje de china poblana tuvo su origen en la época colonial cuando una princesa oriental de nombre Mirrah llegó a la Nueva España, mujeres indígenas adoptaron los diseños de la asiática dando un toque indígena. www.Wkipedia.com con la bandera de México, que era la reina de México ¿Y qué crees?, solamente me acuerdo del nombre de mi prima – Evangelina Chong – yo que me apellidaba Chong y la otra china, que la verdad, no se me grabó el nombre porque solamente la conocí en ese recorrido carnavalesco. Eso de los apellidos Chong,  cuando crecimos y tuvimos que arreglar  nuestros papeles oficiales, pues se dio cuenta el gobierno que en realidad las tradiciones chinas no cuentan en nuestro país y eso de que las vocales cambian con el número que le tocaba según su nacimiento, tuvo que ser cambiado y mi papá tuvo que contratar abogado y toda la cosa, para arreglar lo del apellido de los cinco hermanos y ya grandes ,resultamos que la mitad de nuestra vida fuimos Chong y la otra, hasta la actualidad, somos Chin. 

Lamentablemente nunca tuve acceso a ningún papel, pero sé de esos cambios y en algún lado, seguramente, habrá rastros de ellos. Lo único que vi, cuando murió mi papá y fui yo la que tuve que ir a abrir la caja fuerte de su negocio porque Gobernación no podía autorizar el sepelio hasta que entregáramos el pasaporte. Aquello fue todo un problema porque la caja fuerte de aquellos tiempos era muy grande y no teníamos la combinación, tuvimos que cerrar el negocio para que un cerrajero la abriera ante testigos. No la pudo abrir y tuvieron que voltearla entre varios hombres ya que estaba pesadísima, y tuvieron que trabajar por varias horas, con soplete para hacerle un agujero y así poder sacar el pasaporte de mi papá… Y ¡Oh sorpresa! 

¿Qué encontramos? No había dinero ni alhajas, solamente fotografías nuestras, estaban las boletas de la primaria -eran los tesoros de mi padre- y un recado que yo le había dado a una compañera para que le pidiera una carta de recomendación, yo para entonces ya estaba casada, tenia tres hijos y veintiséis años, entonces comprendí que los tesoros de mi papá eran nada menos que un montón de cosas nuestras en ese lugar recóndito que era la caja fuerte del negocio de mi padre. Ese fue el único contacto que tuve con su pasaporte. Ni siquiera lo leí. Estaba con la pena de su muerte tan repentina y al llegar a la funeraria, en la que yo todavía no había estado y no había visto ni siquiera a mi papá, así que al llegar rompí a llorar y alguien me quito la bolsa con los papeles y no supe más de ellos.

¿Otra cosa que mencionar? Nunca tuve amigos. Ni amigos ni relación de ninguna especie con nadie. Nosotras vivimos encerradas, no nos permitieron que nos reuniéramos ni con los niños de la escuela ni con los vecinos, ¿por qué? No lo sé, pero sí recuerdo la dedicación de mi padre que llegaba corriendo; si por alguna razón tardaba en llegar para estar a tiempo antes que nos durmiéramos, porque le gustaba sentarse con nosotros a platicarnos de las costumbres de su país, lo que había, como se comportaban, cómo era el respeto a las tradiciones que recordaba, porque jamás volvió, ni volvió a ver o a saber de sus padres. Y eso fue lo que nos hizo amar: sus recuerdos.

Creo firmemente que toda la familia y la colonia china en general, tuvieron que ver con el progreso y mejora de Mexicali, porque éste estaba desarrollándose económicamente, y estaba despegando en cuanto a comercios, era el tiempo cuando la agricultura estaba en pleno apogeo, cuenta la gente porque nosotros éramos muy chicos, que había mucho dinero y mi padre tuvo una relación muy estrecha con todos los que después fueron los señorones de Mexicali. Tuvo amistad con las familias de los Gallego y los Vildosola10Ambos apellidos, pertenecen aun hoy en día, a familias de empresarios muy importantes en la región., también tuvo una amistad muy estrecha con Mario Hernández, con él inicio la primera Compañía de Hielo en Mexicali.  

Varios momentos históricos van construyendo el relato de Armida Chin: la infancia, la madre, el cariño del padre, la fisonomía de una ciudad que poco a poco ha ido desapareciendo, narración que se entreteje con hilos de palabras para luchar contra la desmemoria, sucesos que, entre el recuerdo y el presente, se van entrelazando.

Crecimos muy unidos a mi papá, recuerdo que lo acompañábamos al rastro, – que era único en Mexicali-, para hacer las partidas del ganado que iban a ir al rastro;  se reunía con los Gallego para hacer las selecciones de los animales y decían entre risas que había que apurarse antes de que llegara el Chicken11Palabra de origen inglés que significa el pollo, sobrenombre que le pusieron a mi papá porque de chico mi padre era quien cuidaba las gallinas de la gente con las que trabajaba y lo vieron crecer y que, hasta cierto punto lo educaron. Decían: “cuando venga el Chicken, nos va a desbaratar todo lo que hacemos”, porque mi padre decía que ellos no sabían nada… y que las cosas no se hacían así, etc. Nosotros llegábamos corriendo para subirnos al cerco donde estaba el ganado para verlos de cerca, así crecimos, en medio de las vacas, de los tractores en medio de los surcos porque mi papá también tuvo un rancho, que no supe con quién quedó, cuando el murió. No recuerdo ni siquiera dónde quedaba, ¿puedes creer? El rastro, en aquel tiempo estaba donde se localizaba (la empresa) Coca-Cola, en pleno centro de la ciudad, ahí por la Justo Sierra y donde ahora es un colegio. La Coca-Cola (la empresa) estaba ahí y después se fue allá por el boulevard Lázaro Cárdenas12Hoy en día el boulevard Lázaro Cárdenas es la arteria vehicular más importante de la ciudad, donde transitan miles de autos diariamente.. Era enfrente, donde estaba el Mercado El Ahorro, ahí estaban los corrales del rastro y nosotros prácticamente andábamos ahí como Pedro por su casa13Expresión popular que significa andar libremente. En cuanto a viajes, ¿qué te diré? Lo único que recuerdo es un viaje a Tijuana que hicimos para visitar al sobrino que viva allá, mucho, eso sí, a la Rumorosa14La Rumorosa es el nombre por el que se conoce el tramo de la Sierra Juárez que desciende 500 m desde Tecate hasta las planicies de la Laguna Salada hasta Mexicali. www.wikipedia.com, pero viajes largos, nunca. Mi papá iba a Cuervos15Ciudad Morelos, Estación Cuervos o Ejido Cuervos es una localidad mexicana del valle de Mexicali. El nombre Cuervos como es más conocida, se deriva de que en esta localidad existía una estación ferroviaria, ​ que recibía el nombre de Estación Cuervos. www.wikipedia.com donde había una tienda grandísima de chinos, y los domingos nos llevaba porque posiblemente tenia negocios allí. Yo apenas me acuerdo de esos lugares, pero sí, viaje que mi papá hacia para Cuervos, para allá íbamos de “cola pegada” mi hermana y yo, recuerdo que nos decía “como era posible que mi hermana fuera solamente con una chancla y una trenza”, y yo, siempre estaba bien peinadita, con mis dos zapatos, limpia y planchada y mi hermana todo el tiempo “bien chorreada16Expresión coloquial que significa andar sucio.

Creo que mi papá acabó inclinándose por mí por la diferencia tan marcada, que mi mamá hizo siempre por mi hermana. Como que papá quiso compensar esa diferencia y por eso me dedicó mucho, mucho tiempo, haciendo gala de justicia, sin golpes ni gritos. Nos aconsejaba a solas, para no hacernos sentir avergonzados delante de nadie. Por eso, cuando había algún altercado le decía al culpable, “vamos”, y esa era la señal que habría regaño en puerta. Eso fue a lo máximo que llegó: hablarnos con sabiduría y bondad y luego del disgusto nos llevaba a la nevería, a comprar los raspados o a cenar, según la estación del año. ¡Ah! Y nos llevaba mucho al cine.

Le gustaba mucho el cine y nosotros aumentamos tal gusto que nos sabíamos de memoria las películas del cine Cali, ubicado por la calle Morelos, el cine Bujazán por la Reforma, el cine Mexicali que estaba allá por la calle Michoacán, en Pueblo Nuevo, después inauguraron los cines Variedades y el Reforma, pero a los que nosotros fuimos los más asiduos fueron el Cali, Bujazán y el Mexicali17Los cines Cali, Bujazán, Mexicali, Variedades y Reforma, fueron desapareciendo con la llegada de la globalización a fines de los años noventa. Los cines Cali y Bujazán, se encontraban en lo que se conoce como Barrio de La Chinesca., íbamos los miércoles del dos por uno, el domingo a la matiné. En cuanto amigos de la escuela, no recuerdo nada específicamente, porque nunca me dejaron tratar con ninguno.

Recuerdo que cuando me iba a casar, los paisanos18Nombre con que se conoce a los chinos en Mexicali dieron su visto aprobatorio, entonces, mi papá también aceptó que me casara con un mexicano. 

Armida también recuerda haber perdido la nacionalidad mexicana y no sabe por qué. El testimonio, refiere Mendoza (2004), se convierte en puente entre el archivo y la memoria y ello porque el “testigo vio, escuchó o experimentó por lo que quizá fue afectado o marcado. La memoria se desprende de este testimonio de este relato vivo (…) El testimonio es también un tipo de monumento, el escrito, de cuya lectura o (escucha) se forman ideas sobre determinados acontecimientos… 

Es interesante mencionar que durante los años treinta en México, se dictaron leyes que no favorecían a la comunidad china, a sus descendientes nacidos en suelo mexicano ni a las mujeres que, siendo mexicanas de origen contrajeran matrimonio con chinos. Estas leyes permanecieron durante varias décadas, una de estas leyes era que si una mexicana se casaba con un chino perdía su nacionalidad de mexicana. Habría que pensar que, en el caso de Armida Chin, fue a la inversa, ella de origen chino, se unió en matrimonio con un mexicano.

 Alguna vez me he encontrado a una persona con la que estudiamos juntas de primero a sexto año y, cosa curiosa, los hijos de ella estuvieron desde el kínder hasta sexto año, y uno de ellos hasta la preparatoria con mis hijos y decían aquellos chicos – ¡ay que emoción!, las mamás primero juntas y ahora sus hijitos, ya más tarde, de casada, nos encontramos en el mercado y nos abrazamos con gusto, recordamos los tiempos pasados, en sus platicas comentan que todos los del grupo todavía se reúnen de cuando en cuando, pero yo, lamentablemente, no. Mis horizontes siempre fueron limitados por la autoridad maternal tan prohibitiva de aquel tiempo. 

El viaje que realicé – y comparto con ustedes – a través de los recuerdos de alguien que, perteneciendo a dos razas y culturas tan aparentemente dispares, supo amalgamar las frustraciones, lágrimas y humillaciones hasta lograr que sus raíces familiares (tiene tres hijos y cinco nietos), penetraran profundamente en su aquí y ahora. 

Agradezco a Emilio Nantek Chin, su apoyo para acercarme a conocer por medio de su hermana Armida, algunas referencias que nos hablan del viejo Mexicali a través de un lenguaje narrativo, descriptivo y coloquial, en ocasiones inevitablemente nostálgico de aquel espacio temporal.

Esto ha sido pues, la historia de vida de Armida Chin, recordando los tiempos pasados que, en sus sueños, todavía de cuando en cuando, se reúne con sus padres. 

 

Bibliografía

 

Manzano, M. y Juárez, L. (2021). “Porque no pertenecemos”: experiencias de violencia y racismo de chinos-mexicanos. Inter Disciplina, 9(23). http://www.revistas.unam.mx/index.php/inter/article/view/77350

Mendoza, J. (2004): Las formas del recuerdo. La memoria narrativa. Atenea Digital. Revista de Pensamiento e Investigación Social, (6). https://www.redalyc-org/articulo.oa?d=53700616

Sánchez, Y. (2021). Historia de los chinos en el valle y ciudad de Mexicali. México: La Rumorosa, Secretaría de Cultura de Baja California.

Ruano, L. (2004). Los recuerdos como recreación de la identidad. Educar, (21). pp. 89-96.

 


Notas

1 Nombre con que se conoce a las personas que nacieron en Mexicali, Baja California. México.

2 Calles ubicadas en el viejo centro de Mexicali.

3 Famoso cantante de música ranchera, allá por los años cuarenta.

4 El Mexicali que refiere Armida Chin, ya casi ha desapareció por completo para dar paso a una ciudad más urbanizada, donde cada día se pierde más la fisonomía del Mexicali tradicional. Estas calles que se mencionan están ubicadas en lo que es todavía el Barrio de La Chinesca.

5 Palabra en idioma inglés. Vehículo de transporte de mercancías.

6 En el Barrio de La Chinesca es muy común que todavía existan muchos sótanos, donde durante muchas décadas vivieron familias chinas.

7 Dicho popular que refiere a llegar mojados.

8 Vestimenta tradicional de la mujer china.

9 Se cuenta que el traje de china poblana tuvo su origen en la época colonial cuando una princesa oriental de nombre Mirrah llegó a la Nueva España, mujeres indígenas adoptaron los diseños de la asiática dando un toque indígena.

10 Ambos apellidos, pertenecen aún hoy en día, a familias de empresarios muy importantes en la región.

11 Palabra de origen inglés que significa el pollo.

12 Hoy en día el boulevard Lázaro Cárdenas es la arteria vehicular más importante de la ciudad, donde transitan miles de autos diariamente.

13 Expresión popular que significa andar libremente.

14 La Rumorosa es el nombre por el que se conoce el tramo de la Sierra Juárez que desciende 500 m desde Tecate hasta las planicies de la Laguna Salada hasta Mexicali. www.wikipedia.com

15 Ciudad Morelos, Estación Cuervos o Ejido Cuervos es una localidad mexicana del valle de Mexicali. El nombre Cuervos como es más conocida, se deriva de que en esta localidad existía una estación ferroviaria, ​ que recibía el nombre de Estación Cuervos

16 Expresión coloquial que significa andar sucio.

17 Los cines Cali, Bujazán, Mexicali, Variedades y Reforma, fueron desapareciendo con la llegada de la globalización a fines de los años noventa. Los cines Cali y Bujazán, se encontraban en lo que se conoce como Barrio de La Chinesca.

18 Nombre con que se conoce a los chinos en Mexicali.

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