Julia y sus dobles
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Escrito por:
Christiane Félip Vidal
Escritora
Texto leído el 13 de marzo de 2025 en el evento Bocetos para un cuadro de Julia Wong organizado por el Festival de Poesía en Chepén Chepén, la Asociación Cultural Tusanaje-秘从中来 y la Casa Cultural Tierra Baldía en conmemoración del primer año de la partida física de la escritora.
Cuanto se diga de Julia siempre resultará parcial, y, lógicamente, subjetivo.
Por ello, se me ocurrió que lo más conveniente era dejarle la palabra, convencida de que ella es la voz más apropiada para hablar de sí misma.
Con ese fin, y como una manera de dejarla, esta noche, completar por su cuenta el boceto de sí misma, he seleccionado tanto en sus obras como en las entrevistas que dio, lo que mejor refleja su personalidad, sus inquietudes, su búsqueda identitaria, la imagen que tenía de sí, su nomadismo, y su relación con la escritura.
Respecto a su obra narrativa: Julia siempre insistió en el proceso autoficcional pero reconoció también la importancia del protagonismo autobiográfico o semi autobiográfico de sus personajes femeninos.
Julia fue tantas veces Julia que no es casualidad si la fascinó tanto Pessoa, con sus múltiples heterónimos, Y si bien ella no usó heterónimos, fue siempre juntando fragmentos de sus distintos yoes, en una suerte de proceso de construcción. Por ello, en parte:
Julia es Fausta en Los papeles rotos, aplicando el consejo de Almagro: “No te quedes en Lima. Y si puedes irte del Perú es mejor que te vayas”.
Julia es Cristina de Aquello que perdimos en la arena, aquella que “parece haber perdido el rastro entre sus protagonistas inventados y su propio ser. ¿Es ella? ¿Soy yo? ¿Es un personaje?
Y constata que “Ninguno de nosotros aprendió a despedirse”.
Julia es la Sofía de Doble felicidad “con 1 hambre de existencia + grande que todo el peso del mar” “A Sofía le atraía sobre todo la idea de la reencarnación”
y pensando en la vida en Macao con su padre: “asumió con delicadez que su padre también era una especie de madre para ella”.
Julia es Belinda en Mongolia preguntándose: “¿Cuánto de lo que cargo es mío?
Es María Iñés en Bocetos para 1 cuadro de familia y otros relatos, declarando: “Jamás me he tomado la atribución de llamar arte a lo que hago, creo que solo expulso mis fantasmas”.
Y añade: “He soñado que lograré pintar un hermoso cuadro. Pintaré un cuadro casi fotográfico que hable de soledad y de mi cuerpo”.
Julia es Alicia Li en Cuaderno negro de Almada, convencida de que “las personas podemos ser muchas cosas a la vez”.
Es Ángela en Océano al revés, aquella niña china que (cito): “parecía tener la energía de 3 continentes” y para quien “las palabras eran las únicas que abrían los caminos”.
Julia es ella misma en Pessoa por Wong, “crecí cambiándome de país, con una necesidad apremiante de movimiento, un navegar entre distintos yoes” Y concluye diciendo: ”Nunca sé quién soy, mi yo es muy fracturado”.
En 11 palabras sigue siendo ella con su amor materno en “Desapego”: “Cada minuto de ella dentro de mí fue un dibujo y una plegaria al universo”.
Así como en “Era 1 dios de la guerra”, pidiendo 1 misa de difunto para quien le hizo daño y de salud para ella: “para mí, 1 de salud, por favor, le rogué- Si puede poner salud mental, mejor.
- No hay misa para salud mental, me respondió. Y usted ¿cómo se llama?
- Julia Wong
En las entrevistas, Julia abordó así los siguientes temas:
Su identidad:
Entrevista con Carlos Sotomayor: “El hecho de crear un tú dividido en varias posibilidades me parecía que solucionaba mi propia fragmentación” .
Con Niltón Maa: “…. He ido rompiendo parámetros: la de ahorita no es la de antes ni será la de después. Nunca tendré una identidad única. Sentía que la Julia de Chepén, la de Lima, la de Alemania, y la Julia hija de chinos, eran personas que no se podían vincular. Hacia afuera era yo, pero hacia adentro tenía esa gran fragmentación”.
Con Julio Villanueva Chang: “Nada hay lineal en mi vida: no tuve una familia tradicional, no tuve formas tradicionales de crecer (Colegio, universidad, trabajo), entonces quizás mi escritura sea reflejo de lo mío en comparación con lo que es normal, pero, para mí, sí era normal. Mi normalidad es otra”.
Entrevista con Jordi Bataillé De RFI (Radio Francia Internacional) : “Tiendo a valorizar cosas desde el español, pero dadas mis vivencias con chinos, simbolizo la vida desde los chinos. Entonces tengo que elegir constantemente entre 2 parámetros que a veces se mezclan, a veces no, y tengo que tomar decisiones culturales antes que personales”.
Sobre La escritura :
Entrevista con Jordi Batallé: “La escritura fue 1 de las herramientas más emblemáticas que me ayudó a entender cómo me iba ubicando”.
Con Diego Bardales: “11 palabras” era la intención de superar la desesperación. El libro es también un modo de interrebelarse contra la muerte. Fue un proceso doloroso que me volvió más humilde respecto al lenguaje”.
Con Nilton Maa: “hay mil Julias… La idea de la literatura se ha ido construyendo a través de los años porque para escribir tienes que leer mucho.
Su nomadismo:
En un artículo suyo, titulado “Escribir a la distancia”, declara: “Soy un ejemplo terrible de movilización constante con múltiples identidades y visiones fragmentadas de la vida. Siempre tuve problemas con la territorialidad y las fronteras. Moverse es vivir, decirse es sobrevivir”.
En otro artículo sobre “Pessoa por Wong”, escribió: “ Mientras vuelo, pierdo todo, dejo todo atrás, las cosas y las palabras ya no son más por lo que significan sino por lo que dejan en mi recuerdo, por la emoción o la afectividad que evocan. Solo la impermanencia trae felicidad”.
Con Jordi Bataillé: “Creo que viajar se volvió un vicio, me gusta tanto que lo hago porque descubro muchas más cosas a través del viaje que incluso a través de la literatura”.
Y dentro de ese nomadismo: los espacios predilectos: “Amo Lisboa, Hong Kong, y Macao. y su relación ambigua con El desierto: Por un lado: “Me dediqué a tratar de entender al desierto y culparlo de las tragedias y las desapariciones”.
Y por otro en una entrevista con Bruno Polack: “Nací revolcándome en la arena. Creo que el sentir de las personas en medio de la arena es de gran belleza. El desierto es para mí un espacio sagrado”.
Sobre su concepto budista de la muerte y de la intemporalidad: (entrevista con Carlos Sotomayor) “Hay que saber en qué momentos las cosas se tienen que ir que dejar, para tomar otros movimientos espirituales. En “Lo que perdimos en la arena”, decidí hablar de lo que perdemos, de todas las muertes que no podemos comprender, y encarar la muerte de manera más poética, y no con el dolor que nos inculcan desde pequeños”.
“Si hablas desde el lado budista y dices que la muerte solo es transformación, que lo que se va, solo es el cuerpo, y que tu espíritu se va a reencarnar en otro, te van a decir que estás loca”
Terminando con este tema, retomo otra vez su declaración: “Solo la impermanencia trae felicidad”.
Esa es la Julia que quise rescatar, una Julia hecha palabras, a la que, lógicamente, quienes la conocieron de manera más íntima, irán añadiendo sus Julias personales, aquellas que surgieron en las confidencias y que guardamos secretas, pero, de cuánto hayamos conocido de Julia, tal como lo dijo ella: “Lo que queda, es lo que se deja, restos de una biografía”
Gracias Julia, linda, por ser única y tantas Julias a la vez.
¿Cómo citar?
Félip, C. (2025). Julia y sus dobles [Homenaje]. Bocetos para un cuadro de Julia Wong. Festival de Poesía en Chepén Chepén, Asociación Cultural Tusanaje-秘从中来, Casa Cultural Tierra Baldía, Lima, Perú.
Licencia
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Créditos de fotografía:
Walter Hupiu
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