Entrevista a Álvaro Macalopú Chiu
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Tras el triunfo de Álvaro Macalopú Chiu en el concurso de escultura “dos culturas, una visión” organizado por la Asociación Peruano China, conversamos con él acerca de lo que representa ser el creador de esta obra que conjuga los rostros de ambas culturas de las que él es un perfecto embajador. A inicios del año 2019, la APCH lanzó este concurso para conmemorar los 170 años de inmigración china al Perú. Dicho concurso buscó una pieza de arte que pueda representar la armonía entre la fusión de ambas culturas milenarias. Dentro de los muchos artistas que presentaron sus obras se encontraba Álvaro, quien fue galardonado con el primer premio gracias a su trabajo, el cual será representado a gran escala en el frontis del Centro de la Amistad Peruano China.
“…entonces pensé, debo desmenuzar las intenciones que ellos tienen (la organización del concurso) y analizar a dónde buscan llegar con esta pieza. Pensando en ello, nació la idea de este dragón chino, muy parecido a este reptil que navega el pacífico y que se encuentra representado en la cerámica de la cultura mochica. Para ellos, es una criatura hostil al que se enfrentan cuando ingresan al mar, mientras que para los chinos es más bien un emblema protector. Rescatando estos conceptos, me propuse mostrar a este ser fuerte que domina la naturaleza y proporciona abundancia”
Con el fin de definir la forma, nos cuenta que pensó en la ideografía del caracter que se utiliza para escribir la palabra dragón, la cual se puede observar en la sutil finalización de la escultura, en la cola sinuosa de bordes alargados, terminados como un brochazo de tinta china. Encontrar el punto adecuado para el ángulo de la cabeza fue también un motivo de discusión interna para él, lo cual nos demuestra su nivel de perfeccionismo. “…este elemento fue importante, si bajaba la cabeza un poco más, se observaba demasiado agresivo. Por esto opté por elevarlo un poco, como si se dirigiera al cielo…”. Su intención artística, no solo a través de esta pieza, es la de sensibilizar al público sobre la importancia de la naturaleza, el contacto y el respeto hacia aquello que se ha ido perdiendo durante la época contemporánea “…con el avance acelerado de la tecnología que deshumaniza, desensibiliza a la gente un montón, los procesos en serie, las relaciones tan líquidas, todo es desechable en estos tiempos, todo se diluye. Yo deseo que mi trabajo sea el detonante que aflore nuestra naturaleza sensible, aquella que está escondida dentro de nosotros…”
Causa sorpresa que a pesar de su desconexión con la comunidad china en Perú, su trabajo gráfico muestre mucha influencia asiática, desde los trazos peculiares, hasta los animales míticos que se ven en sus pinturas. Sus padres no estuvieron interesados en relacionarse con la sociedad china, lo cual lo mantuvo apartado de las actividades correspondientes a la comunidad tusan, sin embargo, las tradiciones se han mantenido constantes y de forma natural. No es raro encontrarse con piezas que hacen honor a dioses o héroes chinos, su pequeño jardín estilo oriental heredado por su abuelo o el incienso en el aire en honor a los ancestros. La gastronomía es el aspecto que más valora de su ascendencia china y considera a su abuela, su madre y su tía las principales figuras que lo han atado a sus orígenes, los cuales se remontan a dos generaciones por parte de su abuelo y tres por parte de su abuela.
“…siempre preguntaba respecto a los motivos de la migración de mis abuelos, pero siempre se han reservado esa información. Mi abuelo, Augusto Chiu Shin Yan, llegó con un primo suyo cuando tenía 15 años, del puerto del callao viajó a Huánuco. Ambos eran conocidos por dedicarse a la importación, venta de artefactos y autos americanos. Mi abuela, Fermina Faching Fu, fue hija de migrantes chinos, nació en La Oroya y conoció en Huánuco a mi abuelo. Se casaron en 1941 y se mudaron poco después al Callao, para abrir una ferretería…”
Al preguntar sobre sus planes a futuro, nos comenta que desea invertir el premio obtenido en el concurso en la compra de un horno nuevo donde hacer cerámica, con la intención de retomar un modo de expresión que siempre ha estado vinculado con la cultura china y peruana. “…vincularme con la cerámica sería un buen nexo entre nuestras culturas, que me permitiría también sentirme más parte de ellas. Actualmente busco referentes visuales y conceptuales que me sirvan para mis proyectos…”. Entre otras actividades se encuentra el deseo de organizar una muestra individual de dibujo, retomar la escultura en piedra que es su modo de expresión preferido y continuar con su formación académica.
Por diversos motivos, especialmente durante la finalización de la pieza, Álvaro no creyó ser elegido como ganador “…creo que tuve que darle más tiempo porque los últimos días estuve pintando con estrés, se me empezó a chorrear, tuve que pasarle más manos de pintura. Llegué inconforme con el acabado final, aunque la curva ya la tenía, la volumetría, la forma, todo. Al entregar me sentí mal y bien al mismo tiempo; mal por lo comentado y bien porque yo valoro mucho la experiencia más que el resultado final, esa experiencia que te hace crecer, te alimenta y te hace no volver a cometer los mismos errores…”. El saberse ganador fue motivo de mucha emoción, más aún el sentirse reconocido por la comunidad tusán representada durante el evento por el Ing. Erasmo Wong Lu, presidente de la Asociación Peruano China. Lo cual significa también un encuentro con la identidad que le fue oculta o poco considerada.
Podemos resaltar de lo observado en sus expresiones artísticas, la mezcla perfecta entre nuestras identidades que conjugan lo que hoy consideramos como “tusán” el punto medio de dos espacios sociales, culturales y de desarrollo. Un punto en el cual nos ubicamos con orgullo, un punto desde el cual podemos manifestarnos, expresarnos sin temor, sentirnos auténticos e integrantes de un círculo que crece y se fortalece con este tipo de actividades y concursos. Celebro a través de estas líneas la iniciativa de la APCH de apostar por el reconocimiento de nuevos talentos representantes de nuestra identidad, especialmente en el marco de los 170 años de inmigración china al Perú.
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