Finalismo – La literatura como un camino al conocimiento

Finalismo – La literatura como un camino al conocimiento

Julia Wong

Nuestro tramo Final “. Algunos apuntes sobre Literatura Tusán.

La literatura como una travesía hacia el conocimiento

Cuando Li Po, o Li Bai hace cientos y cientos de años, escribía por encargo hermosos poemas, sin mayor dificultad que saber la dosis exacta de embriaguez para quedar inspirado por la naturaleza, la historia, la familia,  y las hermosas cortesanas, nadie  se hubiera podido imaginar en aquel portentoso Imperio, que esos versos estaban educando corazones y cerebros de lectoras,  mujeres que luego   tomarían algunos versos del afamado poeta para  retorcer su retórica, apoderarse de ella, contradecirlos  o saltar sobre esas sombra de palabras hiladas como hermosa pedrería que forma un espectáculo, espejo de un alma cultivada y una pluma encargada de  sostener  la política  y la proyección de una enorme patria camino hacia la eternidad. Un ejemplo de la positiva representatividad de las mujeres, son las poetas de la dinastía Tang, no hay que olvidar  la existencia de una literatura escrita por mujeres que sólo era para mujeres.  Este fenómeno fue y seguirá siendo estudiado por su particularidad y repercusión.

Occidente no ha mostrado su mejor cara a la literatura china porque esta se ha mantenido por un lado misteriosa, avara con su visión y sobre todo ha querido perpetuar el consabido ambiente donde los hombres, magistrados y letrados sabían usar el verbo, la semántica y la semiótica de idioma tan difícil y frágil a la par, para mantener al Señorío por miles y miles de años.

Tremenda tarea de representación  no fue nunca transferida a una mujer salvo el ejemplo exclusivo que hemos explicado anteriormente. Hubo varias poetas chinas, (se conocen algunas por su capacidad evocadora y bellísima sonoridad, hay pocas narradoras antiguas. Aparecen algunas como escribidoras de cartas de amor y una poesía siempre vinculada al orgullo paisajístico y los movimientos naturales entre el nacer y desfallecer).

Las damas de élite, pertenecientes a las casas feudales sofisticaron sus artes amatorias haciendo enorme hincapié en las diferencias y casi nunca en las igualdades, esas damas refinadas si tuvieron acceso a la educación, pero lamentablemente esa sofisticación quedó en las élites .Las mujeres del grupo subétnico Hakka, que se consideraron campesinas del sector bajo si recibieron educación a diferencia de otros clanes. En el siglo XX, las prominentes son las que han tenido contacto con Occidente después de arriesgar un desembarco territorial que -en sentido simbólico- era una travesía del alma. Las mujeres, que se replegaron a continuar los modelos de roles adquiridos en la antigüedad, no se destacaron en las letras. Quizás sí en la música y la pintura, que se consideraban artes para mujeres. Muchas fueron capaces de abrir el baúl de los recuerdos y denunciar sus dramas e intensas sagas familiares pero muy pocas tomaron consciencia de su propia libertad a través de la palabra. En las letras, en la difícil construcción del pensamiento, donde la ficción o la narración de los procesos de conocimiento fueran parte del imaginario chino, no se admitieron mujeres. El permiso para crear ideología estaba designado a los hombres.

Al margen de la impronta patriarcal, la literatura china estaba casi limitada a ser vocera de lo que la política y su devenir creían conveniente. Ya sabemos que sendos disidentes con enormes intenciones de cambiar estructuras o interrelacionar espacios críticos han sido exiliados, expulsados y considerados no gratos por las instituciones y personalidades que deciden el bien y el mal en el continente. Todas las novedades y visiones vanguardistas han sido vetadas antes de asumir que el mundo está cambiando y hay cosas que se tienen que tomar como parte del proceso de modernización.

Supongo que en China hay aún muchas escritoras de historias de amor, de novelas gráficas o de ficciones que no precisamente sobresalen por ir en contra de lo establecido.

Las grandes migraciones chinas en diferentes países del mundo, sobre todo en Latinoamérica, tampoco han producido grandes escritores o escritoras. Hay varios buenos intentos de narradores pero que no han tomado tan en serio el oficio de escritor. En Canadá, la sino- belga  Han Su Yin es para mí la única que ha superado todas las expectativas y se ha colocado en un merecidísimo sitial respecto a sus congéneres, con una producción prolífica, profunda, bella,  afilada, sobre  diferentes aspectos de la historia de China y su diálogo vinculativo con occidente.

Amy Tan resulta la versión light de una “asian american” que recupera ciertas zonas erógenas y apacibles de sus ancestros chinos, y cuenta historias tranquilas que no perturban y solo contribuyen al imaginario de la mujer china que sigue siendo china cuando migra a Occidente. Para mí -si bien es cierto que Amy Tan deja ver en su pluma un arduo trabajo de buenas lecturas e investigación-, ella no es contestataria, no se cuestiona muchas cosas ni tiene muchas ganas de cambiar algo.

Varias escritoras sino-inglesas o chinas en el exilio cuentan con cierto pudor o a veces con aguda crueldad sus procesos de inserción en sus nuevas vidas occidentales. Sin embargo, ninguna arriesga demasiado: en tema o lenguaje, en forma o contenido. En efecto, continúa la idea que la China quiere perpetuarse como una nación con una estética voluntariosa, masiva, con jerarquías muy previsibles y estancadas en el tiempo, y donde cada intento de renovación viene de una falsa permisividad.

Hace poco hice una visita a la Casa de la literatura peruana, donde me encontré una bien lograda exposición que se denomina Altura e Intensidad en la literatura peruana.

En cien años de mapeo no hay ningún tusán representado. Ni siquiera el escritor de culto Siu Kam Wen. No me falta asombro y lástima -propia y ajena- de percatarme que no está registrado Pedro Zulén.   La coyuntura en la que vivió Zulén, fue difícil, ningún orgullo étnico o de procedencia construyó su imaginario y el proyectó en el apoyo a la causa indigenista  su propia necesidad de reinvidación como descendiente de una migración subordinada . En su caso específico por el momento en que el empezaba a mostrar sus intereses, no se mostró convencido de representar su propio” Tusanaje “. Sin embargo,  a estas alturas  tanto tusanes como peruanos  interesados y abocados  al quehacer literario, sabemos de la calidad y la notabilidad  de  Zulén , quien publicó en vida sólo dos obras, sus tesis universitarias, en tanto que otros dos textos serían editados póstumamente por su madre y por Dora Mayer (su mujer). Su obra más resaltada ha sido la que tuvo como bibliotecario y activista político. Caso aparte es el sinnúmero de artículos periodísticos sobre indigenismo, descentralismo y reforma universitaria que el propio Zulén intentaría publicar, hasta en dos oportunidades, sin éxito en España bajo el título de Gamonalismo y centralismo.

Entre sus trabajos encontramos,

Del neohegelianismo al neorrealismo: estudio de las corrientes filosóficas en Inglaterra y los Estados Unidos desde la introducción de Hegel hasta la actual reacción neorrealista. Lima: Imprenta Lux de E.L. Castro, 1924. (Fue su tesis de Doctorado en Letras)

Programas de Psicología y Lógica. Lima: Impr. Garcilaso, 1925. (Resumen del curso dictado en la Universidad en 1924).

El olmo incierto de la nevada. Lima: J.E. Chenkey, 1930. (Edición póstuma de sus poemas realizada por Dora Mayer).

Aunque no podrían ser considerados portentos literarios, sí es importante saber que su trayectoria coadyuvó a crear consciencia como bibliotecario y como tusán trabajando por la causa indigenista.

Esta extraña omisión me hace pensar dos cosas terribles: que los descendientes de chinos aún tenemos miedo de expresarnos y sacar a la luz nuestras publicaciones por miedo a las represalias de la inmensa estructura heredada de la madre patria, o que no nos creemos capaces de ser parte de un nuevo imaginario colectivo en el país que se supone nos ha dado la oportunidad de expresarnos. La tercera hipótesis, y la que me dolería hasta nombrar, es que desde la oficialidad o el desdén de antologadores, curadores y organizadores, no se considera a los escritores tusanes como representativos de la literatura peruana. Cosa que linda entre la ofensa y el cinismo, sabiendo que Emilio Choy, Mario Wong, Julio Villanueva Chang o mis propias contribuciones han favorecido enormemente a la producción de marcos de valor, de pensamiento, y de escrituras de creación y ficción críticas, desde una impronta sino-peruana que no puede ser sobrevolada como si una nube tapara tremenda producción.

Lima, octubre 2017.

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